Tenemos las casas más limpias y ordenadas que nunca. Y además del confinamiento, del uso de guantes y mascarillas o del lavado frecuente de manos, hemos incorporado muchas otras rutinas de limpieza en el día a día, como la limpieza de puertas, manivelas e interruptores, dejar los zapatos en la entrada de la casa al llegar, limpiar los suelos de forma constante o la desinfección de los productos que traemos de los supermercados.
Pero a veces, el exceso de celo a la hora de mantener a raya el coronavirus puede llevarnos a cometer imprudencias a la hora de utilizar los productos de limpieza. De hecho, debemos extremar las precauciones a la hora de utilizar los productos de limpieza, ya que el Instituto Nacional de Toxicología ha informado que se ha registrado un aumento importante en el número de este tipo de intoxicaciones desde el inicio de la pandemia.
El aumento de las intoxicaciones llega provocado por la mezcla de productos de limpieza a la hora de limpiar las casas para protegernos de la COVID 19. Según fuentes de este Instituto Nacional, mezclar de forma indebida varios productos de limpieza puede ser el responsable de diversos cuadros toxilógicos tanto a nivel respiratorio como dermatológico.
En el caso de los cuadros a nivel respiratorio, las afecciones y síntomas más extendidos son la rinitis, la irritación faríngea, irritación laríngea, tos o disnea. En el caso de las afecciones dermatológicas, destacan especialmente la irritación de la piel, el picor, rubefacción o inflamación. En un importante número de casas, la intoxicación se produce al inhalar gas que se origina al mezclar líquidos de limpieza que provocan una reacción química.
Una parte importante de las consultas realizadas por los ciudadanos al Instituto Nacional de Toxilogía estaban relacionadas con el uso de la lejía y de otros desinfectantes de superficies. En muchos de estos casos, se había mezclado la lejía con otros productos como el amoniaco, el salfumán (esta mezcla suele utilizarse de forma incorrecta para limpiar el WC) o alcohol.
De hecho, una de las mezclas más habituales es la de lejía con amoniaco. Al juntar estos dos productos se produce una reacción química que genera un gas llamado cloramina (NH2CI) que es altamente tóxico, y que cuando entra en contacto con nuestras mucosas se descompone para producir ácido clorhídrico que es tóxico y altamente corrosivo, ya que provoca irritación y quemaduras en la piel.
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Para evitar estos problemas, lo mejor es utilizar agua con detergente, un limpiador multiusos, o una fórmula de lejía diluida en agua en una proporción de 2,5 militros por litro de agua.
En este sentido, hay que evitar la mezcla de productos de limpieza y leer siempre las indicaciones de seguridad de las etiquetas de los productos de limpieza.
En caso de intoxicación, recuerda que el Servicio de Información Toxicológica funciona durante las 24 horas del día durante todo el año, y su teléfono es el 915620420.
Más información | La Moncloa | Instituto Nacional de Toxicología
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