Leticia Pérez, experta en orden y limpieza: "Añade en la lavadora un puñado de sal gruesa para que tus toallas queden así de suavecitas y acolchadas"

Lograr toallas suaves, esponjosas y agradables al tacto no es solo una cuestión de suerte ni de suavizantes perfumados. Según explica Leticia Pérez (@ordenotucasa), experta en limpieza doméstica y cuidado de los textiles, el secreto está en elegir bien desde el principio y en adoptar pequeños gestos durante el lavado que marcan una gran diferencia. Un ritual sencillo que transforma el cuarto de baño en una auténtica experiencia de spa.

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Entender el gramaje

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Antes incluso de hablar de lavadoras o detergentes, Leticia Pérez insiste en fijarse en un dato clave a la hora de comprar tus toallas. Se trata del gramaje, es decir, el peso del tejido por metro cuadrado. Esta cifra determina tanto la suavidad como la capacidad de absorción y se convierte en la base para disfrutar de toallas bonitas y funcionales durante más tiempo. Para ponernos en contexto, la experta recomienda lo siguiente:

• Gramaje bajo (300–400) Son toallas muy finas y ligeras, prácticas y de secado rápido. Son ideales para el gimnasio o para llevar de viaje.
• Gramaje medio (400–600). Este tipo de toallas son el equilibrio perfecto entre suavidad y absorción. “Para el hogar, un gramaje de unos 580 g/m² es, para mí, el mínimo aceptable”, señala la experta.
• Gramaje alto (600–800) Un auténtico lujo textil. Voluminosas, suaves y envolventes, ofrecen esa sensación de hotel o spa en casa. “Son mis favoritas”, confiesa.

Cómo lavarlas para mantener su esponjosidad

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Una vez en casa, el cuidado es fundamental. Leticia Pérez recomienda lavar siempre las toallas nuevas antes de usarlas, ya que así se eliminan restos de fabricación y se activan las fibras para que absorban mejor cuando las queremos utilizar como cuidado personal.

Otro error común es sobrecargar la lavadora. Las toallas necesitan espacio para moverse, por eso, es recomendable dejar un huequecito en el tambor para que el agua y el detergente actúen de forma uniforme y evita que queden apelmazadas.

El truco definitivo

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Y aquí llega uno de los trucos más comentados de la experta, añadir un buen puñado de sal gruesa directamente en el tambor. Este gesto sencillo ayuda a fijar los colores y contribuye a que las fibras se mantengan más sueltas y agradables al tacto.

Contra todo pronóstico, el suavizante no es el mejor aliado de las toallas. “En lugar de suavizarlas, daña las fibras y los tejidos, haciendo que con el tiempo se vuelvan más ásperas”, explica Pérez. Su alternativa es clara, vinagre blanco en el compartimento del suavizante. No deja olor, elimina restos de detergente y ayuda a conservar la suavidad natural del algodón.

Vía @ordenotucasa

Completa el proceso eligiendo el programa adecuado y antes de tenderlas sacude bien las toallas. Este movimiento afloja las fibras y evita que se endurezcan al secarse.

En cuanto a la organización, la experta apuesta por la practicidad. “Con tres juegos de toallas por persona es más que suficiente”, afirma. Tener demasiadas no solo ocupa espacio, sino que dificulta una buena rotación y hace que algunas se estropeen antes de tiempo por falta de uso.

Fotografía de portada | Leticia Pérez

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