Sabemos que en muchos hogares la flor de Pascua no suele sobrevivir a la Navidad por mucho que nos esforcemos, por problemas con el exceso de calor y con el riego. Incluso si la hemos cuidado bien, la flor de Pascua va perdiendo ese vibrante color rojo que ha vestido nuestros hogares durante la Navidad.
Llegados a este punto, tenemos la opción de seguir cuidándola para que al año siguiente nos regale de nuevo sus brácteas rojas, o directamente, desecharla. En este sentido, la poinsettia es biodegradable por naturaleza, lo que brinda una oportunidad para adoptar prácticas sostenibles al finalizar la temporada festiva.
Según la Stars for Europe (SfE), una iniciativa que representa a los principales productores de poinsettia en un total de 22 países europeos, esta planta puede ser desechada de forma consciente en el contenedor orgánico (el que tiene color marrón) para generar propiciar su descomposición natural al generar compost.
Este gesto no solo marca el final de su ciclo en tu hogar, sino que también da origen a una segunda vida para la planta. Al tirar esta planta al contenedor marrón, se inicia el proceso de creación de compost, un biorresiduo de gran utilidad que luego puede ser aprovechado como fertilizante para jardines, macizos de flores e incluso como fuente de energía.
Cómo hacer compost casero
Además de depositar la planta en el contenedor marrón, también puedes realizar compost casero para poder abonar así nuestro jardín evitando el uso de fertilizantes químicos. Para prepararlo en casa, nos hará falta un compostador, el contenedor donde vamos a elaborar el abono. Lo puedes comprar, o también puedes construirlo tú mismo reutilizando un cajón de madera o un cubo de plástico. Es importante que no sea de metal para evitar la corrosión.
Coloca el compostador en una zona del jardín o de la terraza con sombra, y poder ser, que tenga una humedad de entre 40 y 60%. También debe estar en una zona aireada, ya que durante el proceso se pueden alcanzar temperaturas de 70ºC.
Mete en el compostador la planta o plantas de pascua, acompañadas de un buen montón de hojas secas, césped recién cortado... Evitar meter hojas de pino (incrementan la acidez del suelo) o de eucalipto (tienen eucaliptol, una sustancia que no permite crecer nada a su alrededor). También puedes meter posos de café, o cáscaras de huevos.
Deberás alternar dos capas de residuos verdes y húmedos con una capa de residuos secos y marrones (nitrógeno y carbono). Esto determinará la temperatura y la rapidez con la que se va a obtener. Es importante que no aplastes las distintas capas; si lo haces, habrá menos oxígeno, por lo que los restos se descompondrán más despacio, y el compost podría llegar a pudrirse.
No te olvides de remover las capas una vez a la semana utilizando una pala o una horquilla para que la mezcla no se apelmace. Esto también ayudará a que el oxígeno se renueve.
Para tener tu compost listo deberán pasar entre 6 y 12 meses. Cuando veas que los restos se han convertido en una especie de tierra de color marrón oscuro, o incluso negruzco, ya puedes utilizarlo. También sabrás que está listo porque el compost está frío al tacto, y huele a tierra de bosque o huerto.
Fotografías | Stars for Europe
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