Cómo cuidar tu flor de Pascua o poinsettia y que sobreviva a la Navidad

La flor de Pascua o poinsettia es uno de los grandes símbolos decorativos de la Navidad, junto a la Princettia o al cactus de Navidad. Ya sea en su clásico color rojo, en blanco o en rosa, esta planta aporta un toque festivo inconfundible a nuestras casas, ya que hay múltiples ideas para decorar la casa con ella.

Sin embargo, muchas personas la consideran una planta delicada y no saben cómo conservarla, temiendo siempre que se les muera y que no sobreviva más allá de las fiestas. La buena noticia es que más allá de seguir los consejos para comprar una flor de Pascua sana, hay una serie de cuidados que te ayudarán a que tu poinsettia puede mantenerse radiante durante toda la temporada navideña e incluso volver a florecer el año siguiente.

Índice de Contenidos (10)

Dónde colocar la flor de Pascua o poinsettia
Cómo cuidar la flor de Pascua
Cuidado con la temperatura
Riega la flor de Pascua, pero no la ahogues
Necesita luz, pero no la quemes
Evita las corrientes de aire
Evita los ambientes secos
Cómo abonar la flor de pascua
Cuándo y cómo podar la flor de pascua para que vuelva a florecer
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Dónde colocar la flor de Pascua o poinsettia

Elegir la ubicación correcta y saber dónde colocar la flor de Pascua es el primer paso para garantizar que tu planta se mantenga espectacular. Dado la que la poinsettia es de origen tropical, prefiere los espacios interiores, lejos de las inclemencias del tiempo y de los rigores del invierno.

El salón suele ser el lugar ideal, ya que normalmente cuenta con buena iluminación natural y una temperatura estable, siempre que la mantengas alejada de radiadores y corrientes de aire. La cocina puede ser una buena opción gracias a la humedad natural que se genera al cocinar, pero asegúrate de que no quede expuesta a cambios bruscos de temperatura o humos.

En cuanto al dormitorio, es perfectamente viable si la estancia tiene luz suficiente durante el día. El baño, aunque puede proporcionar humedad, generalmente no ofrece la luz adecuada que la poinsettia necesita. Pero si tienes un cuarto de ventana con ventanas y luminoso, no hay ningún problema en tener allí tu planta de Pascua.

Respecto a la altura, puedes colocarla tanto en el suelo como en una mesa o estantería, pero procura que esté en un lugar donde reciba luz indirecta abundante. Evita ubicarla cerca de ventanas con corrientes de aire o junto a puertas que se abren frecuentemente al exterior.

Cómo cuidar la flor de Pascua

Mantener una flor de Pascua en buen estado suele parecer más complicado de lo que realmente es. Tenemos la idea de que es una planta delicada, casi caprichosa, pero en el día a día suele responder bien con muy poco. De hecho, no exige rutinas complicadas ni cuidados constantes: basta con observarla un poco y darle lo básico para que se mantenga bonita durante semanas.

Cuidado con la temperatura

La temperatura es uno de los factores más importantes para mantener tu poinsettia en perfecto estado. Al igual que ocurre con los abetos naturales, la calefacción excesiva es el principal enemigo de estas plantas. El rango de temperatura ideal oscila entre los dieciséis grados por la noche y los veintidós o veintitrés grados durante el día.

Mantén tu flor de Pascua lo más alejada posible de radiadores, estufas, chimeneas o cualquier fuente directa de calor. El calor intenso y seco puede provocar que las hojas se marchiten y caigan prematuramente, arruinando el aspecto de tu planta en cuestión de días.

Riega la flor de Pascua, pero no la ahogues

El riego es un aspecto crucial que requiere encontrar el equilibrio perfecto. La tierra debe mantenerse ligeramente húmeda, lo que generalmente implica regar un par de veces por semana, aunque esto puede variar según la temperatura de la habitación y la época del año.

Lo más importante es no excederse con el agua. Evita encharcar la superficie de la tierra, ya que el exceso de humedad puede pudrir las raíces y matar la planta. Una técnica efectiva es el riego indirecto: coloca un plato con agua bajo la maceta y déjalo durante unos quince minutos, permitiendo que la planta absorba el agua por capilaridad. Después, retira el exceso de agua del plato.

Procura también que el agua no toque las hojas ni las brácteas de colores, ya que esto puede dañarlas. Si observas que las hojas adquieren un tono negruzco, es señal de que estás regando en exceso.

Necesita luz, pero no la quemes

La poinsettia es una planta que ama la luz y la necesita para mantener sus vibrantes colores característicos. Por eso deberás busca un lugar luminoso en tu casa donde reciba abundante luz natural durante el día, ya que esto es esencial para su salud y su aspecto decorativo.

Sin embargo, hay un matiz importante: evita que los rayos del sol incidan directamente sobre la planta. La luz solar directa puede quemar las delicadas brácteas y hojas, causando manchas marrones y un aspecto marchito. Una ventana con luz filtrada o un lugar cerca de una ventana pero no directamente en su línea es la ubicación perfecta.

Evita las corrientes de aire

Las corrientes de aire son otro factor que puede afectar seriamente a tu flor de Pascua. Esta planta tropical no está preparada para soportar cambios bruscos de temperatura ni ráfagas de aire frío o caliente.

Mantén tu poinsettia alejada de puertas que se abren frecuentemente al exterior, de ventanas mal aisladas y de conductos de aire acondicionado o calefacción. Las corrientes pueden provocar que las hojas se caigan prematuramente, dejando la planta desnuda y sin su característico atractivo decorativo.

Evita los ambientes secos

La falta de humedad ambiental es uno de los problemas más comunes que sufren las flores de Pascua en los hogares, especialmente durante el invierno cuando la calefacción reseca el ambiente. Los ambientes muy secos pueden provocar que las hojas se vuelvan quebradizas y caigan. Para combatir esto, puedes utilizar humidificadores eléctricos en la habitación donde tengas la planta.

Otra opción es colocar recipientes con agua cerca de la planta o crear una bandeja de humedad poniendo piedras o guijarros en un plato con agua y situando la maceta encima, sin que el agua toque directamente el fondo de la maceta. Pulverizar ligeramente el ambiente alrededor de la planta (sin mojar directamente las hojas) también puede ayudar a mantener un nivel de humedad adecuado.

Cómo abonar la flor de pascua

Durante la época navideña, cuando esta planta que es tóxica para los gatos esté en plena floración, no es necesario abonarla. Sin embargo, si tu objetivo es mantenerla más allá de las fiestas y lograr que vuelva a florecer, el abonado se convierte en una práctica importante.

A partir de finales de enero o febrero, cuando la planta entre en su fase de crecimiento, comienza a fertilizarla cada dos o tres semanas con un abono líquido para plantas de flor, diluido en el agua de riego según las indicaciones del fabricante.

Durante los meses de primavera y verano, este aporte de nutrientes ayudará a que la planta desarrolle hojas nuevas y se fortalezca. Y en otoño, cuando planta necesite entrar en su periodo de reposo para prepararse para la siguiente floración, deberás suspender el abonado.

Cuándo y cómo podar la flor de pascua para que vuelva a florecer

Aunque muchas personas toman a la flor de Pascua como una planta de usar y tirar, lo cierto es que con los cuidados apropiados puede vivir muchos años y volver a florecer cada Navidad.

Una vez pasadas las fiestas, cuando las brácteas comiencen a perder color y caerse, llega el momento de podar a la flor de Pascua. Lo ideal es realizar esta tarea a principios de primavera, generalmente en marzo o abril. Corta los tallos dejándolos a una altura de unos diez o quince centímetros desde la base, utilizando tijeras de podar limpias y afiladas.

Esta poda estimula el crecimiento de nuevos brotes y ayuda a que la planta desarrolle una estructura más compacta y frondosa. Tras la poda, reduce el riego y coloca la planta en un lugar fresco pero luminoso.

Durante la primavera y el verano, riega con regularidad, abona cada dos o tres semanas y permite que la planta crezca libremente. Puedes trasplantarla a una maceta ligeramente más grande si observas que las raíces están apretadas.

Aquí viene el truco fundamental para que vuelva a mostrar sus colores: a partir de octubre, la poinsettia necesita un régimen especial de luz. Deberás proporcionarle entre diez y doce horas de oscuridad total cada noche durante aproximadamente ocho semanas. Esto puede hacerse cubriéndola con una caja de cartón o trasladándola a un armario completamente oscuro cada tarde.

Durante el día, colócala en su lugar habitual con luz abundante. Este ciclo de luz y oscuridad es lo que induce la formación de las nuevas brácteas de colores, esas "flores" que en realidad son hojas modificadas y que hacen tan especial a esta planta.

Si sigues estos pasos con paciencia y constancia, para cuando llegue diciembre tendrás una poinsettia espléndida, lista para protagonizar una nueva Navidad en tu hogar. El cuidado de esta planta puede convertirse en una tradición familiar tan especial como decorar el árbol, con la satisfacción añadida de ver cómo tu planta crece y florece año tras año.