Para tener un jardín o un huerto exuberante en primavera, en muchas ocasiones hemos tenido que comenzar a plantar en febrero semillas en el interior o en zonas resguardadas para ayudarlas a crecer sin la amenaza del frío.
Al plantarlas en interior, las semillas germinan más rápido, protegidas de las bajas temperaturas o del viento. Pero antes de trasladar al exterior las plantas de semillero o plántulas, es necesario endurecerlas para ayudarlas a aclimatarlas y evitar que sufran con el cambio de condiciones y puedan sobrevivir sin problema en el exterior.
Si no las fortalecemos, las plantas pueden sufrir un shock al trasplantarlas si las temperaturas no son todavía elevadas, o incluso sufrir quemaduras solares si no han recibido apenas sol durante su germinación. Ese problema de aclimatación puede provocar que las plantas no crezcan como deberían, que se les caigan las hojas, o que lleguen a morir en los casos más graves.
Si las plántulas se han desarrollado en zonas protegidas al aire libre o en invernaderos sin calefacción, no es necesario ese periodo de adaptación. Pero si has cultivado las semillas en el interior, sí que se hará falta ese proceso de adaptación al exterior.
Cómo endurecer tus plántulas
El primero paso para endurecer tus plantas será mover macetas y semilleros al aire libre, a una zona protegida que no reciba luz solar directa. A ser posible, es bueno hacer ese movimiento en un día de temperaturas agradables y con el cielo parcialmente nublado. Deja las plantas allí una hora antes de volver a trasladarlas al interior bajo las luces de cultivo.
Al día siguiente coloca las plantas al aire libre, aunque esta vez, un par de horas. Repite este proceso una o dos semanas mientras aumenta gradualmente el tiempo que las plántulas permanecen en el exterior y los niveles de luz a los que están expuestas.
También deberás regar tus plantas de forma regular durante el proceso de endurecimiento, aunque disminuyendo lentamente la cantidad de agua que reciben para adaptarla a las condiciones exteriores.
El proceso de endurecimiento acaba cuando las plántulas están en el exterior la mayor parte del día, y ya han sido expuestas a sus necesidades de luz, ya sea en sombra, o a pleno sol, dependiendo del tipo de planta.
Las plántulas estarán listas para plantar en tierra siempre que las temperaturas nocturnas sean superiores a los 10ºC. Para que el resultado sea perfecto, es mejor trasplantar las plantas en un día nublado. Durante el proceso, recuerda manipular sus raíces con cuidado para no dañarlas, y riega abundantemente una vez que está plantada.
Si una vez plantadas en suelo viene una ola de frío, es necesario proteger tus plántulas con una manta térmica o con unos plásticos. También deberás protegerlas de babosas y caracoles, ya que las plántulas son muy atractivas para estos animales.
Fotografías | Markus Spiske en Unsplash, Sandie Clarke en Unsplash
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