La decoración de espacios interiores con plantas es una tendencia imparable. Y sin duda, los cactus son una de las plantas estrella a la hora de elegir las especies que nos acompañarán en el día a día.
Realmente, los cactus nunca han dejado de acompañarnos. Pero es verdad que en los últimos años hay un boom entre los fans de esta planta ¿Los motivos? Los cactus son plantas que requieren sencillos cuidados, hay una gran variedad de especies y tiene una gran capacidad para adaptarse ya que proceden de regiones áridas y semiáridas donde viven en condiciones extremas.
Cuándo trasplantar el cactus
La popularización de los cactus para decorar mesas, estantes o rincones, han llevado a desarrollar toda una cultura en relación a su cuidado o a las macetas para tenerlos. Pero al margen de lo que son los cuidados, o de tratarlos cuando aparecen manchas negras, también deberías aprender como trasplantar un cactus.
Un proceso dificultoso porque puede poner en peligro la vida del cactus, y porque además, estas plantas tienen púas con las que los cactus se defienden de los depredadores y que dificultan su manipulación.
La primavera es el momento propicio para trasplantar los cactus. En este tiempo, la planta comienza a crecer de nuevo tras el invierno, por lo tras el trasplante, los cactus emplearán esa energía vital para adaptarse a la nueva maceta y reponerse el propio trasplante.
Cómo trasplantar un cactus
Para empezar, es importante que te hagas con unos guantes gruesos para protegerte de los pinchazos y para tratar al cactus con delicadeza. Piensa que si lo intentas arrancar sin protección y deprisa para no pincharte, puedes dañar las delicadas raíces de la planta. También te hará falta la maceta para trasplantar el cactus, el sustrato, tijeras, papel de periódico y un paño grueso. Si el cactus es pequeño, unas pinzas pequeñas tampoco te irán mal.
Comienza extendiendo papel de periódico sobre una mesa, o sobre el suelo, para no manchar en exceso con la tierra durante el proceso. Cuando lo tengas, pon encima la maceta con tu cactus, y afloja la tierra con ligeras presiones, para que sea más fácil sacar la planta con sus raíces.
Cubre el cactus con hojas de papel o un trapo grueso, y ponte los guantes. Poco a poco, levanta la planta teniendo mucho cuidado de no dañar sus almohadillas o las raíces.
Cuando el cactus está fuera de la maceta, tendrás que sacudir el cepellón para intentar quitar el sustrato de la vieja maceta. Ahora que el cactus está exento, aprovecha para comprobar que las raíces del cactus están en buen estado, o si tienen algún hongo. Puedes limpiarlas ayudándote de un pincel, y si ves raíces en mal estado, córtalas con una tijera desinfectada, y aplica fungicida.
A continuación, es el turno de plantar tu cactus en la nueva maceta. Si es de arcilla, mejor que mejor ¿El motivo? Ayudan a absorber la humedad excesiva. Por este mismo motivo siempre deben tener agujeros de drenaje. Ten en cuenta que deberá ser de mayor tamaño que la maceta de la que proviene
Echa un poco de sustrato nuevo en la maceta para cubrir el fondo, e introduce el cactus, añadiendo tierra poco a poco. Mientras añades el sustrato, tendrás que mantener sujeto el cactus para que no quede demasiado enterrado. Si es de gran tamaño, quizás necesites la ayuda de otra persona para que añada el sustrato mientras tú sujetas la planta. Suelta la planta cuando la maceta esté llena, y tu cactus esté bien sujeto.
En este punto, es muy importante no regar la planta. Deja que tu cactus se adapte a su nuevo ambiente. Transcurrida una semana, podrás retomar el riego de nuevo.
Fotografías | Designecologist para Unsplash, Anna Kumpan para Unsplash
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