Si hay una planta que representa a la Navidad (incluso más que la poinsettia), esa el acebo, o ilex aquifolium. Sus hojas recortadas y con pinchos y sus frutos rojos son grandes protagonistas de la decoración de estas fiestas, ya que podemos verlo en centros, coronas, guirnaldas... Esos pinchos son para evitar que los depredadores se coman los frutos.
Pero además de utilizarlo en la decoración, ya sea al natural, o en formato artificial, cada vez es más común que mucha gente decida cultivarlo en maceta para poder disfrutar de sus frutos en casa.
Cómo cuidar el acebo
A la hora de cuidar el acebo, lo primero que podemos recomendarte es que lo tengas en la terraza o en el jardín. El acebo es un arbusto de exterior, y si queremos que esta planta viva y se desarrolle, lo mejor es tenerlo fuera de casa. De hecho, no soporta ni el calor ni las altas temperaturas que podemos tener dentro de casa.
Si vas a tenerlo dentro de casa, puedes optar por meterlo para decorar alguna celebración importante, o situarlo en un lugar luminoso pero siempre lejos de calefacciones o chimeneas.
Normalmente se suele poner el acebo en una zona de sombra o semisombra, ya que aunque necesita luz, no soporta el sol directo. A la hora de regarlo, es bastante exigente. En verano necesitará riegos abundantes, mientras que en invierno habrá que reducir la frecuencia de riego. Si lo tienes dentro de casa, es bueno que lo pulverices con agua.
A la hora de plantarlo, deberás proporcionarle un suelo bien drenado, rico en nutrientes, y ácido. Y deberás fertilizarlo con un abono rico en nitrógeno. También deberás acolcharlo en invierno para proteger sus raíces del frío.
Fotografías | Freddy en Pixabay, Wolfgang Claussen en Pixabay
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