Cómo cuidar amapolas en macetas para disfrutar de su color en casa

Cómo cuidar amapolas en macetas para disfrutar de su color en casa

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Cómo cultivar amapolas en macetas

La amapola es sinónimo de campos en flor, de luz, de calor... Nos encanta viajar por las carreteras y ver los cultivos salpicados con el color de esta flor silvestre que cuando llega avisa que el buen tiempo está a la vuelta de la esquina. Es una flor muy delicada, y que se marchita en cuanto la cortas, por lo que no se utiliza como elemento decorativo.

Y aunque solemos verla en estado natural, lo cierto es que también podemos cultivarla en macetas para dar alegría y colorido a nuestras zonas de exterior. Las hay de muchos colores, pero la más común es la que luce un precioso e intenso color rojo.

Cómo debemos cultivar la amapola en maceta

Para empezar, lo primero es encontrar semillas en un vivero para poder plantar esta especie. Allí te orientarán sobre la variedad que mejor se adapta al clima de tu zona. Esta especie es anual, cada año sus semillas germinan y la planta crece, florece, produce nuevas semillas y muere, por lo que es necesario plantar nuevas semillas al año siguiente.

El siguiente paso será elegir la maceta adecuada, y nada mejor que optar por una maceta de barro o arcilla, ya que ayudan a eliminar el agua sobrante por su carácter poroso. Y las amapolas necesitan de un buen drenaje. Respecto al tamaño, necesitarás una maceta mediana, ya que no esta especie no desarrolla demasiado sus raíces.

Amapolas

Cuando lo tengas todo, deberás sembrar las semillas en un sustrato universal que debe estar húmedo, mezclándolas con un poco de arena para mejorar la firmeza. O también puedes poner un 20-30% de perlita. Riega de manera superficial, y vuelve a cubrir con tierra y arena, añadiendo a continuación un poco más de agua.

También debes saber que las amapolas prefieren suelos húmedos, ya que así las flores saldrán con más fuerza. Pero ojo, no confundas humedad con encharcamiento.

De hecho, mientras la planta está germinando, el riego debe ser constante. Después, habrá que ir disminuyendo el riego conforme vayan surgiendo los brotes; con un par de veces a la semana, bastará. Y para apoyar el crecimiento, puedes echarle fertilizante.

Fotografías | Corina ardeleanu en Unsplash, Caroline cannoot en Unsplash

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