Los opuestos se atraen, y quizás por eso el minimalismo y la restauración se lleven tan bien, porque tiene una forma de intervenir delicada y poco agresiva, desligada formalmente del lugar donde su ubica, sin robarle protagonismo a lo que perdura del edificio original, como es el caso de esta ligera escalera de metal en una villa italiana de 1900.
Diseñada por Francesco Librizzi Studio, se trata de una pequeña escalera de acero negro que da acceso al dormitorio, una especie de altillo situado en lo alto de un gran espacio diáfano, aunque eso es lo de menos.
Lo más interesante de esta escalera es como consigue al mismo tiempo ser un objeto proporcionado y que ofrece una función clara, sin por ello parecer que ha mutilado el espacio original, como ocurre muchas veces al introducir nuevos elementos en una vivienda antigua.
Es casi como si fuera invisible, como si simplemente se hubiera dibujado en el aire, y pudiéramos hacerla desaparecer solo con soplar. Pero a la vez consigue transmitir su volumen de forma clara, presentándose ante nosotros como un prisma intangible e irresistiblemente bello.
Vía | Design Milk Imágenes | Giovanna Silva en Domus Más información | Francesco Librizzi Studio En Decoesfera | Spaces, Etc: minimalismo tridimensional
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