Pagar una fianza al entrar en un piso de alquiler puede parecer una molestia, una sospecha o incluso una desconfianza institucionalizada. También un abuso. Pero la realidad es mucho más concreta: no es un invento reciente ni una rareza burocrática. La fianza es una herramienta legal que protege al propietario, al inquilino y al propio contrato.
En un vídeo de la plataforma yaencontre.com, una experta lo deja claro: no se trata de una opción, sino de una obligación legal contemplada en la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). Y como toda ley, no depende del casero, del inquilino ni de lo bien que se caigan. Se paga, sí o sí.
Cobertura a futuro
Básicamente, es una garantía mínima de que el inmueble se va a devolver en condiciones razonables. No se trata de una penalización anticipada ni de una desconfianza abierta: es simplemente una cobertura frente a posibles desperfectos, impagos o incumplimientos. Si no se usa, se devuelve. Así de simple.

La fianza que estipula la ley equivale a un mes de alquiler en vivienda habitual, aunque puede haber cantidades adicionales en función de otros acuerdos. Lo importante es que debe ser depositada en el organismo correspondiente de cada comunidad autónoma, y no quedarse en el bolsillo del propietario. Esa parte también está regulada.
En muchas ocasiones, lo que genera confusión no es el concepto de fianza, sino su gestión. Como cuándo se devuelve, quién determina si hay daños y qué se considera un desgaste normal. Todo eso debe estar especificado en el contrato, y en caso de conflicto, se puede acudir a arbitraje o incluso a juzgado.
El desconocimiento suele jugar en contra del inquilino. No saber que es obligatorio pagarla puede llevar a asumir que se está negociando algo opcional. En realidad, negarse a pagar la fianza anula el contrato, porque lo deja incompleto. Es como firmar sin leer una cláusula fundamental.
¿Cuánta fianza te pueden pedir?
Si estás llamando para alquilar piso, verás que algunos propietarios están imponiendo condiciones que podrían de calificarse de leoninas en muchas ocasiones, aprovechando la falta de oferta ante una demanda disparada en las grandes capitales.
Y según esta experta inmobiliaria, la ley es clara. Solo te pueden pedir un mes en concepto de fianza. Sin embargo, y ahí está el truco al que se agarran muchos propietarios, pueden pedir una garantía adicional de dos meses como garantía, lo que sumados a la fianza, no pueden exceder de tres mensualidades en total.
Corresponsabilidad
Por otro lado, la fianza también actúa como un mecanismo de corresponsabilidad. Saber que existe y que se puede perder hace que muchos inquilinos sean más cuidadosos con la vivienda. No es tanto una amenaza como un recordatorio de que el uso responsable tiene consecuencias.
Así que sí, hay que pagarla. Y no, no es discutible. La fianza forma parte del juego legal del alquiler. Entenderlo es el primer paso para alquilar con garantías, sin sorpresas y con la tranquilidad de que, si todo va bien, ese dinero volverá. Porque el alquiler no es un favor, es un contrato.
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