Con este post acabo ya la serie de reformas por menos de 300 euros. La verdad es que la crisis acecha y quien más y quien menos desea darle un aire nuevo a su casa sin tener que re-hipotecarse. De toda la serie, esta es la reforma que más me ha gustado porque no sólo se ha limitado a poner en orden los trastos existentes (que también ayuda, no creáis), sino que han puesto detalles muy chulos.
En la foto del “antes” que veis sobre estas líneas, podéis ver el típico salón de minipiso en el que hay espacio para comer, para trabajar, para estudiar, para ver la tele… y para practicar yoga. Una de las primeras pegas que salta a la vista es que, si bien la silla del escritorio tiene un estilo vintage muy elegante, no es ni mucho menos la silla ideal para pasar horas sentado trabajando en el ordenador, ya que las rodillas pegarían en el tablero. Otra pega grandísima para el escritorio que yo le veo es que está demasiado alejado de las fuentes de luz natural, indispensables para conservar la vista y para que no se cansen mucho los ojos.
Las cortinas destacan por su ausencia también y las dos alfombras descoordinadas no hacen más agradable la habitación, ni tienen pinta de aislar en invierno del frío. En general, todos los objetos dan una sensación poderosa de “no pegar entre sí” y de haber sido recogidos al azar de distintas procedencias. Veamos el cambio bajo estas líneas (esta vez, y por clamor popular, desde el mismo ángulo y con una luz similar).
¿Qué es lo que ha hecho la diseñadora Hilary Unger con esta casa para que cambie tanto? En primer lugar, han puesto cortinas. Las cortinas y la barra dan mayor sensación de que la casa es habitable, como digo yo “no es un piso de francotiradores”. Matizan la luz que entra de fuera, y dan un poco de intimidad a sus habitantes sin tener que bajar las persianas.
Aquí volvemos a ver el (tan criticado en otro post) zócalo con pintura gris. Este zócalo sirve para proteger la parte baja de la pared, cambia el aspecto de la estancia y no hace falta invertir una gran cantidad de dinero ni mucho esfuerzo ya que, básicamente, lo que hay que hacer es pintar sólo la mitad de la estancia.
La zona de tertulia se ha recolocado y se ha cambiado también la ubicación de la televisión. Es cierto que en esta reforma, la dueña de la casa tendrá que afinar la vista para ver la tele o bien acercarse a la pantalla, pero no me podréis negar que el espacio se optimiza con esta solución, a la vez que facilita acercar el escritorio a la ventana. Una silla de oficina (de Ikea) ha sustituido a la bonita silla vintage de la primera foto. Se ha perdido en estética, pero se ha avanzado mucho en ergonomía para trabajar mejor desde casa sin forzar ni la postura ni la vista.
Sobre el escritorio se han colocado unas estanterías simples para colocar los libros en orden, aunque se han dejado algunos de ellos (los que más se utilizan) a mano bajo la impresora. Si os preguntáis de dónde ha salido el puff, la verdad es que está oculto tras el escritorio en la primera foto.
Esto es todo por hoy, espero que hayáis disfrutado con la serie casi tanto como yo escribiéndola y encontrando “las siete diferencias” entre las imágenes. Seguid atentos a vuestras pantallas porque Decoesfera tiene más que enseñar.
Imágenes vía | Apartment Therapy y New York Times
En Decoesfera | Antes y después: reformas por menos de 300 euros (I), Antes y después: reformas por menos de 300 euros (II), Antes y después: reformas por menos de 300 euros (III) y Antes y después: reformas por menos de 300 euros (IV)
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