Cuando empezamos con un huerto urbano en casa, los tomates están entre los cultivos que más ilusión nos hacen y con los que normalmente nos animamos a iniciarnos en el arte de plantar. Son fáciles de cultivar, dan muchos frutos desde poco tiempo después de plantar y siguen produciendo durante todo el verano pero, para que esto sea así, hay una serie de aspectos que debemos tener en cuenta porque hay algunos errores que los principiantes suelen cometer y algunos serían fatales para el buen desarrollo de la cosecha.
No colocar tutores
Cuando la planta del tomate alcanza cierto tamaño, se hace necesario colocar tutores, varas que hagan de guía para que la planta crezca hacia arriba con fuerza y el peso de los tomates no la haga caer, doblarse, romperse, etc. Podemos utilizar estacas de madera, bambú, plástico... en las tiendas especializadas en agricultura nos pueden recomendar las más adecuadas para nuestro caso concreto o podemos utilizar cualquier versión DIY.
Estos tutores se utilizan para tomates pero también para otras plantas que hay que mantener en alto o ayudar a crecer hacia arriba como las frambuesas. Al sujetar la planta al tutor, podemos utilizar bridas, cordeles, ganchos de sujeción específicos, lo más importante es no apretar demasiado porque podríamos dañar los tallos.
Podar mal o no podar
Cuando plantas tomates por primera vez, llevados por la ilusión de ver como crecen y crecen las plantas, se multiplican sus ramas y salen cada vez más hojas, podemos caer en la tentación de dejar a la planta desarrollarse de forma natural sin hacer poda durante el crecimiento y eso sería un error, porque limitaría enormemente la producción de flor y de fruto.
En la planta del tomate hay un tipo de brotes que se conocen como "chupones" que no producen ni flor ni fruto pero consumen agua y nutrientes. Son esos los brotes que hay que retirar en el tipo de poda conocida como "desbrote", los que nacen entre el tallo y las ramas.
Mojar las hojas
No es un problema para muchas plantas, pero sí para la planta del tomate, el que se mojen sus hojas. Debemos regar apuntando hacia la base y evitar en lo posible mojar las ramas. El motivo es simplemente que la planta de tomate es muy propensa a tener plagas de hongos y mojar la planta podría facilitar su aparición.
Ya puestos es bueno recordar que conviene regar cada dos días, unas tres veces a la semana en verano, con abundante agua y que siempre es más conveniente regar a primera hora de la mañana o al atardecer, nunca en las horas centrales del día, en las que hace más calor y se pierde más agua por evaporación.
No proteger
Cuando los tomates están plantados en balcón o terraza es más fácil protegerlos, cuando están plantados directamente en el suelo del jardín estarán más expuestos al agua, de la lluvia, y serán por tanto más propensos a plagas. Hay productos específicos y otros remedios caseros que podemos utilizar para tratar de mantener los hongos lejos de nuestras plantas. Pero, además de proteger de las plagas debemos proteger también del mal tiempo y las heladas.
Puede suceder que aunque el buen tiempo comience en marzo o abril, antes de la llegada del verano haya alguna semana de mal tiempo con noches de mucho frío que eche nuestras plantas a perder. Existen plásticos protectores, incluso mini invernaderos, que nos pueden servir para plantar nuestros tomates de la forma más segura asegurándonos la mejor cosecha durante toda la temporada sin que las plantas nos den trabajo más allá de regarlas abundantemente.
Fotos | neelam279 en Pixabay, cstibi en Pixabay, JessBaileyDesign en Pixabay, jwvein en Pixabay y Katya_Ershova en Pixabay
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