No hace muchos días os invité a compartir una jornada de visita al vivero, en la que pudimos relajarnos paseando entre coloridas flores y serenas plantas verdes. Las especies que encontramos invitan a hacerse con ellas, pero, ¿qué debemos de tener en cuanta a la hora de comprar? Os ofrezco una serie de consejos útiles a la hora de comprar plantas, todos ellos fruto de mi experiencia de años de comprar, trasplantar y observar a nuestras pequeñas amigas verdes.
Cuando vemos las plantas expuestas en las grandes bandejas, al estar todas juntas presentan un manto compacto con un aspecto inmejorable, pero cuando cogemos una planta de entre todas, suele llevar a la decepción, ya que de una en una no suelen alcanzar gran envergadura y a lo sumo poseen dos o tres flores como mucho.
Esto no debería desanimarnos, ya que debemos tener en cuenta que la planta se desarrollará con rapidez una vez trasplantada, estimulada por el nuevo sustrato y el riego adecuado. En lo que sí es importante que nos fijemos es en otros detalles.
Si la planta presenta agujeros, hojas amarillas, polvo blanquecino, o un aspecto seco, deberemos actuar con precaución, ya que es posible que esté dañada. Es poco probable que vengan con pulgón u otros parásitos, pero de todos modos la examinaremos con detenimiento.
Las plantas tendrán las raíces en perfecto estado, no deberán sobresalir en exceso entre los agujeros de drenaje de las macetas, ni presentar un aspecto débil. Si al tomar la planta entre nuestras manos, esta se desprende de entre la tierra, no estará suficientemente enraizada, por tanto la rechazaremos.
No debemos dejarnos llevar por el número de flores que presenten las plantas. Una flor desarrollada tiene menos valor que unos botones abundantes. Una vez en casa, las flores desaparecen pronto, por contra, si escogemos ejemplares con gran cantidad de capullos, estos se abrirán en pocos días, ofreciendo un espectáculo de color. Dejemos pues que las flores nos den una idea de la forma y color de las mismas, pero confiemos en la promesa de futuro que nos brindan las pequeñas yemas.
A veces desechamos plantas que presentan un aspecto descuidado, hay que saber diferenciar, puesto que muchas veces eso se debe a la forma en que reciben el riego en el vivero, que cae directamente sobre las flores, echándolas a perder. Podremos distinguir estas de una planta enferma cortando con las uñas las flores estropeadas, para hacernos una idea del porte real de la planta. En ocasiones los resultados son sorprendentes.
Hay plantas que crecen con rapidez, por lo que no es necesario adquirirlas con un tamaño demasiado grande, y la diferencia de precios suele ser notable. Un perejil o una albahaca crecerán mucho en poco tiempo; ahorraremos unos buenos euros comprando macetas pequeñas o bandejas de plántulas, en caso de que necesitemos gran cantidad de ellas y tengamos suficiente tiempo y paciencia para verlas crecer.
Por último, evitemos insistir con especies que nos han dado malos resultados en años anteriores, ya sea porque las condiciones de nuestro jardín o terraza no sean las más apropiadas para ellas, o por ser fácil pasto para plagas difíciles de eliminar. Cambiemos entonces de preferencias y vayamos probando, solo de esa manera llegaremos a conocer las plantas que nos son más propicias y obtendremos un paisaje de exterior fácil de mantener, que nos llenará de satisfacción.
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