La flor de Pascua es una de las plantas más populares de la Navidad. También conocida como Poinsettia, la combinación del rojo y verde de sus hojas da alegría y un toque navideña en la recta final del año.
Esta planta es bastante resistente, siempre que la proporciones los cuidados adecuados, como no regarla en exceso, y mantenerla alejada de las fuentes de calor. Pero cuando acaba la Navidad, las flores de Pascua comienzan a perder sus hojas, y hay dos formas de proceder.
La primera, en los casos en los que la planta se esté muriendo, es tirarla y utilizar la poinsettia para hacer compost. La segunda, tratar de mantenerla para que vuelva a a florecer al año siguiente. Para conseguirlo, la poda de la flor de Pascua es fundamental si queremos volver a disfrutar de sus colores al año siguiente.
Cómo podar la flor de Pascua
A la hora de podar la flor de Pascua, lo primero que deberás hacer es comprobar cuáles son los tallos principales. Elige cuáles son los 4 tallos más fuertes, y poda el resto utilizando unas tijeras desinfectadas. Corta cualquier tallo débil o que se salga de la forma que deseas darle a la planta. También deberás recortar levemente estos tallos a la altura de la tercera yema.
La forma deseada para la planta también influye en esta elección. Deshazte de cualquier tallo adicional, dejando únicamente los seleccionados. Además, recorta ligeramente estos tallos a la altura de la tercera yema. Una vez cortadas las ramas, deberás dar a los cortes una pasta cicatrizante para evitar que se infecte.
Pero además de podar la parte aérea de la planta, también es necesario podar las raíces de la flor de Pascua. El primer paso será sacar la flor de Pascua de la maceta, y con mucho cuidado, retira parte del sustrato y desenreda las raíces.
Una vez hecho esto, tendrás que seleccionar las raíces que están en peor estado, evitando podar en exceso esta parte de la planta para evitar que la poinsettia tenga problemas de salud en el futuro. Cuando las raíces estén podadas, puedes volver a plantar la flor de Pascua en la maceta, proporcionándole el sustrato que necesita para seguir creciendo.
Después, colócala en un lugar bien iluminado y alejada de corrientes de aire. Eso sí, evitar que esté expuesta a la luz más de doce horas cada día. También deberás regarla de manera regular evitando que el sustrato se seque por completo, y proporcionarle una vez al mes un abono alto en potasio y bajo en nitrógeno.
Si quieres que vuelva a florecer para la próxima Navidad, tendrás que mantenerla en la más absoluta oscuridad entre 12 y 14 horas diarias con al menos ocho semanas de antelación.
Fotografías | Ray Shrewsberry en Unsplash, Robert Woeger en Unsplash
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