Este piso de 77 m2 situado en la tercera planta de una calle del centro de Bilbao recupera el brillo y la esencia originales con la restauración de elementos clásicos como molduras y la apuesta por nuevos elementos industriales, que nos recuerda que el pasado también mira al futuro.
A pesar de que la búsqueda de la luz es una constante en este piso, la interiorista Raquel González, responsable del proyecto apuesta por los colores verdes, grises y tostados con los que crea un marco sobrio, aterevido y elegante al mismo tiempo.
Pero la de este piso es una elegancia sin pretensiones derivada de sus buenas proporciones y de la beuna actualización de los años 50/ 60 decorativos.
El objetivo de la reforma
Antes de la reforma el piso contaba con un gran recibidor y un largo pasillo anodino y sin luz, los principales objetivos de esta reforma han consistido en potenciar la entrada de luz natural en todos los espacios, crear un área destinada a office y lavandería, y contar con dos comedores: uno para uso diario y otro para ocasiones especiales.
La clave de la reforma ha sido la integración de los espacios, logrando espacios diáfanos que permiten aprovechar la luz natural y mejorar la ventilación, al tiempo que se diferencian visualmente sin cerrarlos por completo.
Una decoración que integra las piezas de anticuario de sus propietarios
La casa contaba originalmente con un estilo clásico, con muebles y piezas de anticuario. Algunas de estas piezas tenían un gran valor sentimental para la propietaria y se han conservado, adaptándolas al nuevo diseño más moderno para lograr un ambiente actualizado, luminoso y de claridad espacial. Estos elementos clásicos se han incorporado de forma armoniosa, logrando una fusión de estilos que se conectan a la perfección.
El estilo general del apartamento combina elementos clásicos y modernos, destacando especialmente las piezas seleccionadas por la propietaria y conservadas en el proyecto de interiorismo.
Una nueva distribución
El acceso a la vivienda se realiza ahora través de un hall distribuidor central que conecta todos los espacios: un aseo, la cocina-comedor, el dormitorio principal, el salón, un baño completo y un segundo dormitorio.
Ha desaparecido el largo y oscuro pasillo integrando el recibidor en el
espacio del salón y casi en la cocina. Para delimitar los espacios ahora diáfanos, se ha utilizado un cambio de material en el suelo, usando la moqueta para definir los usos. Así la moqueta define la zona del recibidor y la madera señala el inicio de la zona de día de la vivienda, evitando así la necesidad de crear paredes divisorias.
En este pequeño espacio, se ha colocado una consola que cumple la función de vaciabolsillos, junto con un papel pintado en blanco y negro con textura que se integra a la perfección con la decoración del resto de la casa.
La cocina
Uno de los logros que se ha conseguido con la nueva distribución ha sido la creación de un nuevo espacio para un área office en la cocina, que no existía previamente. De esta manera, se ha cumplido uno de los deseos de la propietaria, que era contar con un comedor de uso diario dentro de la cocina, además de otro comedor para ocasiones especiales integrado en el espacio del salón-comedor abierto.
También era necesario que la cocina contara más almacenamiento que en su origen. Para conseguirlo, se ha sacado provecho a la planta irregular del espacio, creando un frente amplio en chaflán para el mobiliario principal en línea. El espacio anteriormente ocupado por el comedor se ha utilizado en forma de "L" para crear un nuevo espacio de lavado y, frente al mobiliario principal, se ha creado un pequeño de comedor para uso diario.
De nuevo los suelos, se usan como elemento de zonificación. El suelo hidráulico de estilo vintage en cerámica de la cocina que contrasta con el mobiliario de cocina de estilo minimalista. El efecto creado con el suelo dispuesto de forma paralela a las líneas perpendiculares de la casa se debe a que la pared donde se apoya la cocina se encuentra en chaflán, y se ha preferido mantener la continuidad visual del resto de la vivienda.
Dada la abundante entrada de luz natural en este espacio, se ha optado por escoger un mobiliario en laca negra que contrasta con la encimera de madera
El uso del metal negro cobra protagonismo en esta estancia, presente en los tiradores y, especialmente, en el marco que separa la cocina del resto de la casa, diseñado en metal negro fijo, con cuarterones y cristal estriado para mantener el mismo acabado de la ventana original de la casa, ubicada en la cocina.
El comedor de la cocina u office se integra en la cocina sigue el mismo estilo decorativo que la cocina pero le añade frecura y tradición debido a los muebles elegidos. La mesa antigua se ha lacado en negro para mantener la misma paleta de
colores, y se ha elegido una lámpara de techo de diseño en metal negro. Las sillas clásicas de enea aportan un toque moderno sin perder el estilo clásico que define la vivienda.
También se ha apostado por incluir colores fuertes en algunas piezas, como la vitrina de color granate del comedor principal, destacando así elementos visuales que comparten tonos con los cuadros y la decoración general del espacio.
El Salón
El salón cuenta con paredes acabadas en pintura plástica blanca con molduras de escayola, y el suelo laminado de madera original de la vivienda se extiende hacia el distribuidor y el dormitorio principal.
Originalmente, el salón ocupaba todo el espacio que tras la reforma se ha destinado al salón-comedor. La posición del sofá se ha mantenido en el mismo lugar que antes, y se ha incorporado una biblioteca empotrada en la pared trasera. El espacio se delimita mediante una alfombra en blanco y negro y una mesa de centro en metal negro.
Entre la biblioteca y el sofá de estilo Midcentury de dos plazas, se ha creado un armario de almacenamiento. Para integrarlo al máximo y pasar desapercibido, se ha utilizado el mismo revestimiento de molduras que se encuentra en el resto del salón.
El dormitorio principal
En el dormitorio principal, se ha destacado la pared del cabecero con un papel pintado que presenta un motivo estampado y para el resto del dormitorio se han utilizado tonos blancos y neutros con texturas a juego con el papel pintado. Se ha elegido un cabecero tapizado de 1,50 metros de altura, que contribuye a crear un ambiente acogedor y proporciona gran comodidad tanto en textura como en altura.
El cuarto de baño
Frente al dormitorio principal, a través del comedor, se encuentra el cuarto de baño, donde predominan nuevamente los tonos oscuros en el suelo cerámico negro y el papel pintado beige con estampado negro. En palabras de la interiorista "Aunque se podría pensar que el color oscuro del papel pintado reduce el espacio, le otorga profundidad. El negro crea ambientes relajantes, elegantes y sofisticados".
En el baño, se ha reemplazado la bañera por un plato de ducha negro que da continuidad al suelo, se han sustituido el inodoro y bidé individuales por un único inodoro bidet con cisterna, y se ha creando un tabique a media altura que funciona como estante.
Proyecto de Raquel González Interiorismo. Estilismo de Cristina Rodriguez-Goitia
Fotos de Amador Toril
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