La interiorista Raquel González practica en su casa el mejor interiorismo. El que mezcla tradición y tendencias, colores y materiales de manera equilibrada y serena. El resultado ha dado lugar a un piso actual y atemporal al mismo tiempo.
Raquel confiesa que empleó mucho tiempo en la búsqueda de su hogar. La interiorista buscaba una ubicación tranquila, con luz natural, con chimenea de leña y mucho espacio de almacenaje. Su búsqueda finalizó al encontrar a pocos kilómetros de Bilbao (en Artaza, un barrio de Leioa), este piso de 125 m2, construido en los 70, que reunía todos los requisitos mencionados. Solo quedaba transformarlo para que en lugar de acoger a una familia numerosa, -como era el caso- se convirtiera en una vivienda abierta, luminosa y acogedora para una sola persona.
Nueva distribución
El cambio pasaba por redistribuir los espacios para conseguir aprovechar al máximo la luz natural teniendo en cuenta que el sol amanece en la cocina, se traslada hacia las habitaciones y continúa hasta bañar de luz toda la terraza, manteniéndose iluminada desde el mediodía hasta el atardecer.
Como resultado de la nueva distribución la vivienda pasó de tener cuatro habitaciones a tener solo dos, y se eliminaron varias paredes para crear espacios más fluidos y abiertos. Esta nueva configuración permitió ampliar el salón en 20 metros e instalar una cocina abierta que destaca por su gran isla de mármol Macael (un clásico), así como un salón comedor bañado de luz natural con una zona de estar que incluye un rincón donde sentarse frente a la chimenea de leña.
En este proyecto se ha usado mucho el color blanco para reflejar la luz natural, bases neutras salpicadas con toques de color y un mobiliario cuidadosamente seleccionado, sencillo y funcional. En cuanto a los materiales, los mármoles y las maderas toman el protagonismo, acentuando el carácter natural y elegante de cada uno de los ambientes.
Salón, comedor y cocina
La cocina te recibe al entrar pero está separada de la entrada a través de un tabique transparente que Raquel González diseñó para separar la entrada a la vivienda desde la cocina del salón-comedor. Además de generar mayor sensación de amplitud con este recurso se consigue que la luz llegue a todos los espacios.
El salón refleja un estilo sencillo a través de colores neutros y naturales con mobiliario y acabados atemporales, como el sofá, las alfombras o las butacas de diseño. Sobre estas bases neutras, la interiorista ha añadido toques de color azul y negro con varias piezas y elementos decorativos, como la obra de Rafael Canogar sobre la chimenea, el sobre de cristal negro de la mesa de centro y los textiles del sofá.
El comedor, con vistas a la terraza, comparte espacio abierto con el salón y se separa de la cocina con un tabique de cristal transparente. En sus paredes destacan los baquetones de escayola, un elemento decorativo muy característico que Raquel González utiliza a menudo en sus proyectos. El comedor destaca por el tamaño XXL de sus lámparas de fibras naturales y el color de la obra de arte y de las sillas de terciopelo azul.
La cocina, tras la reforma es lo primero que nos encontramos al entrar a la vivienda ya que ésta se ha mantenido en el mismo lugar del plano que la original, pero ampliada integrando el antiguo vestíbulo y la habitación de servicio con baño. La combinación de colores y texturas como laca blanca de los frontales del mobiliario de cocina, la madera barnizada en negro de la isla y el mármol Macael del sobre, crean una armonía visual en un estilo sencillo al mismo tiempo que sofisticado.
Para evitar que los electrodomésticos estuvieran expuestos a esa primera impresión al entrar en la vivienda, Raquel González ideó un mueble desayunador con puertas escamoteables para optimizar espacio y ocultar el horno y el microondas. La gran isla de la cocina es la zona más vivida y más versátil de la casa, y "hemos llegado a estar 18 personas alrededor de ella conversando, comiendo o cenando", afirma la interiorista.
Zona de noche
Incluye la suite principal, la habitación y baño de invitados. En las estancias privadas de la casa destaca el ambiente relajante del dormitorio principal, en el que destaca la combinación de la madera, el color blanco, las cornisas clásicas y el toque vintage de la cómoda antigua recuperada. Cada pieza de mobiliario, iluminación y arte de este espacio ha sido cuidadosamente seleccionado partiendo de las preferencias de arte y diseño de la interiorista.
Una de las cuatro habitaciones que tenía la vivienda se convirtió en el baño de la habitación principal, que ahora es un baño de impactante gracias a la aplicación del mármol Macael de manera clásica, el papel de pared y la grifería de estilo clásico.
En la habitación de invitados y su baño quedaron en la misma ubicación que los originales pero reformados completamente. En esta habitación el verde es el elegido para poner color y frescura.
El baño de invitados incluye un pequeño lavamanos hecho a medida con grifería en blanco a juego con el espejo y con la ducha. Se escogió un papel pintado en color neutro y con trama para aportar calidez.
La terraza
La terraza de la vivienda recibe luz natural desde mediodía hasta el atardecer por lo que es una zona muy vivida por la interiorista. Se decoró con muebles cómodos y funcionales en donde no faltan las macetas colgantes ni las plantas en bonitas macetas. En el suelo se instaló un suelo de moqueta vinílica que le aporta calidez al mismo tiempo que resistencia.
El resultado final es el de una vivienda llena de armonía con una atmósfera calmada y con un interiorismo de estilo atemporal que refleja a la perfección su estilo que también traslada a sus trabajos y que tal como define ella misma es "un estilo que, aun siendo contemporáneo, perdura en el tiempo. Un estilo que, aun siendo innovador, tiene en cuenta la funcionalidad".
Proyecto Estudio de Interiorismo Raquel González . Fotos: David Montero y Estilismo Cristina Rodríguez Goitia
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