Como una estantería gigante, así la define Hiroyuki Shinozaki, el arquitecto a cargo de esta casa nada convencional que ha diseñado para una pareja en un pequeño solar de 70 metros cuadrados en la ciudad de Tokio.
La verdad es que la analogía está bien traída, porque la vivienda se organiza a partir de bandejas situadas a diferentes alturas en una gran estructura reticulada de pilares y vigas sobre los que se apoyan. Como una estantería en la que colgamos lejas donde mejor nos conviene, solo que a lo grande.
La casa esta ubicada al final de una estrecha calle, donde encontramos una puerta de madera que se recorta en la superficie tensa de una de las caras del gran cubo que conforma el edificio. Al traspasarla, accedemos a la planta baja, que aloja el recibidor y el vestidor y la zona de baño.
El baño se encuentra situado en el extremo opuesto a la entrada —no se ve en las imágenes— justo bajo la cocina. Resulta un poco extraño que esté situado en esta planta, pero tiene sentido ya que es el único espacio realmente privado de todos. Por las escaleras de madera, que también son una estantería, accedemos a la planta superior, donde encontramos la zona de cocina y comedor.
Todo está amueblado de forma minimalista, casi austera, monegasca incluso. Solo se ven los muebles estrictamente necesarios para cumplir la función de cada espacio. En el comedor, por ejemplo, hay una mesa con dos sillas, dulcemente bañadas por la luz de una gran ventana.
La cocina también es muy luminosa, pero de nuevo ha sido reducida a la mínima expresión. Un gran banco sustentado por caballetes, y como única concesión a las inevitables necesidades de almacenaje, unas lejas a la vista sobre la bancada. Nada más.
Desde el comedor se accede la sala de estar a través de una escalera de mano, y de ésta a la zona de dormitorio en un nivel ligeramente inferior, que vuelca sobre la cocina, aunque ambos espacios son muy versátiles, y pueden variar dependiendo de las necesidades, convirtiéndose en zonas de lectura, de descanso, de juego, habitación de invitados… el nombre es lo de menos, y el tipo de estancia lo define el uso.
Lo de las escaleras de mano es realmente sorprendente, por poco práctico y hasta peligroso. Entendería que hubiera una así para acceder a la buhardilla y la terraza —como también la hay— pero para subir y bajar todo el rato a la sala y el dormitorio, no me parece nada adecuado. Ni que los habitantes fueran el Mario original tratando de rescatar a una princesa de un Donkey Kong lanzando barriles.
Ya solo queda por enseñar la buhardilla, que también es en parte despacho, a tenor de una de las bandejas situadas sobre la cocina, a una altura tal que permite utilizar las vigas como mesa del despacho. De momento solo se ve un piano y una silla, pero en otras imágenes también hay libros y un ordenador, dando alegría a este extraño espacio superior.
Aquí también se ve algo en lo que el arquitecto insiste, y es en como las lámparas ayudan a bañar de luz todos los espacios inferiores, como si se tratara de una gran casa patio. La última escalera lleva a la terraza, como se puede ver también en la sección explicativa, aunque no me imagino llevando un cesto de la ropa a través de todas esas escaleras de mano.
Sin duda, una casa muy poco convencional. Me gusta la propuesta del arquitecto a la hora de organizar el programa, que resulta en unos espacios muy agradables e interconectados entre sí, tan bellos conceptualmente que no le hace falta ningún añadido decorativo. Pero lo de las escaleras no me convence nada de nada, incluso para mí, que siempre antepongo el espacio a muchas otras cuestiones funcionales.
Como siempre, os dejo con una galería de imágenes para que tratéis de entender un poco mejor esta casa estantería . He de reconocer que a mi me ha costado un buen rato poder descifrarla para explicárosla.
Vía | Minimalissimo
Más información | Hiroyuki Shinozaki Architects
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