Hace años ni se me hubiera pasado por la imaginación invitar a cenar a alguien y poner una vajilla descabalada. Pero entonces tenía todas mis vajillas nuevecitas y completas. Con el paso del tiempo, entre el lavavajillas, el microondas y los niños, los peores amigos de las vajillas de calidad, se han ido perdiendo algunas piezas por el camino.
Como a muchos de vosotros os pasa lo mismo, hace tiempo que se ha convertido en tendencia mezclar con acierto varias vajillas diferentes, si además son antiguas, compradas durante viajes inolvidables o heredadas, el efecto es fantástico.
¿De verdad que no te apetece desempolvar esos restos de ajuares familiares, que han pasado por varias generaciones? Vajillas con sabor a reuniones entrañables, a mesas de gala y a gastronomía de fiesta: Cartuja Pickman, Limoges, Santa Clara, Royal Gijón, San Juan de Aznalfarache, Valdemorillo, Vista Alegre, San Claudio, Sargadelos, Staffordshire o Wedgwood...podría seguir, seguir, pero ya sabéis a qué me refiero.
A esos platos, soperas, legumbreras, salseras, fruteros, juegos de consomé o fuentes de diferentes tamaños que se esconden victoriosas en el fondo del armario, orgullosas de haber sobrevivido.
Hay varias maneras de jugar con esta tendencia. Una es que cada comensal tenga el mismo juego desigual, es decir, el plato llano de una vajilla, el hondo de otra y la taza de consomé, con su platito correspondiente, de otra diferente.
La otra opción es que todos los comensales tengan todos los servicios diferentes. Esto ya es más complicado, a no ser que tengáis una familia que atesora vajillas, coleccionéis platos descabalados (personalmente me encanta comprarlos en los mercadillos y rastrillos) y seáis pocos comensales a la mesa.
Para seguir esta tendencia decorativa es fundamental que los colores de las vajillas combinen entre si, para esto es genial contar con tonos pastel y vajillas lisas ya sean de colores o blancas. Si además os atrevéis con manteles de colores tendréis que ver que el efecto sea agradable y no "chirríe".
La guinda del pastel o de la mesa, mejor dicho, es un centro grande de flores naturales o varios más pequeños, en los que los colores elegidos sean imperantes. Una idea excelente y muy original para lucir desde las heredadas hasta las que vosotros mismos habéis ido perdiendo por el camino de la vida.
¿Os gusta el momento de ser creativos en la mesa? ¿Mezcláis vajillas de diferentes procedencias cuando sois anfitriones?
Imágenes | Pinterest
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