Siempre he pensado que deberíamos fijarnos más en los dibujos y en las ideas de los niños. Su imaginación no tiene límites y no está aún condicionada por el aprendizaje escolar y por la experiencia de vida, son más libres que los adultos y por eso sus diseños también lo son.
Joshua Lake y Jack Beveridge han participado en un curioso proyecto en el que se ha pedido a varios niños que dibujen una silla o un asiento que les gustaría tener, sin limitaciones en los colores ni en la forma. Después han fabricado algunas de estas piezas, ciñéndose en la medida de lo posible a lo que se ve en el dibujo.
Sobre estas líneas podemos ver el dibujo en el que se inspiró el asiento que podemos ver en la primera foto de este artículo, imagino que ya os habíais dado cuenta, porque es bastante evidente. Los niños diseñaron asientos de todo tipo, con estilos y formas de lo más diversos y sobre todo con mucho color.
En la foto sobre estas líneas tenemos otro buen ejemplo. Lo mejor de todo es que no solo se han inspirado en el dibujo, sino que han intentado reproducirlo hasta en su imperfección. Podemos fijarnos por ejemplo en las patas, que son bastante irregulares y en eso está también buena parte de su encanto.
De este modo los asientos mantienen esa frescura infantil que se buscaba, si modificamos los dibujos atendiendo a los cánones que los adultos entendemos como correctos, perderíamos lo importante que es la espontaneidad, lo que precisamente nunca deberíamos haber perdido.
Vía | Design Boom Más información | Joshua Lake y Jack Beveridge En Decoesfera | Sketch, cuándo los muebles dibujados se convierten en realidad