Los vecinos ruidosos son una maldición para muchas personas. Ladridos de perro, ruidos de aire acondicionado, televisiones súper altas, conversaciones a voz en grito... Mención aparte son los vecinos que ponen la música a tope y que impiden descansar o realizar cualquier tarea que requiera una mínima atención.
Precisamente, ahora un juzgado de Mataró ha condenado a un hombre a un año y tres de meses de cárcel por poner música electrónica a todo volumen por un delito contra el medio ambiente.
Cinco años sufriendo música electrónica
El vecino ruidoso puso música electrónica en el Masnou (Barcelona) tanto durante el día como por la noche y a un volumen extremadamente alto. Tanto, que el volumen de la música provocaba vibraciones en las paredes y en los objetos. La música estuvo sonando prácticamente a diario durante cinco años.
En la sentencia, además del año y tres meses de cárcel, el juzgado de lo penal número 2 de Mataró obliga al acusado a indemnizar con 18.000 euros a tres de sus vecinos por los daños morales causados por el excesivo volumen de la música.
La sentencia impone también al procesado a pagar una multa de 2.160 euros, y le inhabilita para ejercer cualquier profesión u oficio relacionado con la música electrónica.
El proceso judicial comenzó en julio de 2015, cuando los vecinos de una casa vivienda adosada realizaron la denuncia por ruidos. Llevaban tres años soportando música electrónica a todo volumen, sobre todo, los fines de semana.
Entre las pruebas que se realizaron para poder probar las molestias, se realizaron mediciones que recogieron hasta 57 decibelios durante la mañana y la tarde, mientras que por la noche se alcanzaron los 56 decibelios. El nivel máximo permitido es de 35 decibelios por el día, y 30 por la noche.
Antes de poner la denuncia, los vecinos pidieron en reiteradas ocasiones al condenado que bajara el volumen, llamando a la policía local de El Masnou en repetidas ocasiones. entre los años 2012 y 2017. Y el acusado no hizo nada para evitar las molestias y los efectos nocivos a causa de la música a todo volumen, pese a que estaba obligado a ello, provocando afecciones para la salud física y psíquica de los vecinos afectados. Entre las afecciones, destacan problemas permanentes de ansiedad e insomnio, además del agravamiento del alzhéimer que sufría una mujer a causa de la ansiedad que le provocaba la música electrónica.
En el año 2014 también intervino, sin resultados, el Ayuntamiento de El Masnou. Primero, el concejal de Medio Ambiente de este consistorio barcelonés emitió una advertencia por contaminación acústica. Y el alcalde del municipio pidió un informe a la Diputación de Barcelona para determinar las molestias que el acusado estaba causando a sus vecinos por el elevado volumen de la música. En este informe se advirtió sobre el grave riesgo que suponía los ruidos emitidos desde la casa del ahora condenado.
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