Elegir un sofá es uno de los puntos más complicados de la decoración de un salón. Principalmente porque su gran coste y no menor tamaño hacen que cambiarlo no sea una empresa sencilla y económicamente viable.
Por eso es importante tener claro lo que esperamos de ese sofá, para qué lo vamos a usar y cuál va a ser su vida útil estimada. No es lo mismo comprar un sofá para pasar un año en un piso de estudiantes que elegir el tresillo para la casa que nos acabamos de comprar recién casados.
Hoy voy a tratar de abordar, desde mi propia experiencia, las ventajas e inconvenientes de los sofás de cuero, una de los opciones que siempre está presente a la hora de elegir acabados, pero sobre el que hay una gran controversia y diversidad de opiniones.
Las ventajas
En mi opinión, la mayor ventaja de los sofás de cuero es su limpieza y mantenimiento, especialmente si el cuero es bueno. De normal, basta con pasar un trapo ligeramente humedecido para retirar con facilidad el polvo y la mayor parte de las manchas. Si vemos que alguna se resiste o que está especialmente sucio, una toallita con crema hidratante como la de los bebés lo dejará como nuevo, incluso si es blanco. Un par de veces al año podemos proteger el cuero con una crema especial a tal efecto.
Otra de las ventajas es su mayor durabilidad. Un sofá de cuero puede durar muchos años “como nuevo”, mientras que uno de tela, a pesar de que podemos lavar las fundas, se deteriora y ensucia con mucha mayor rapidez.
Por último, tampoco hay que olvidarse de algo tan importante como el diseño y la presencia. La piel es un acabado noble y como tal, transmite esa nobleza al sofá y éste a la sala que ocupa.
Los inconvenientes
En primer lugar, el mayor inconveniente a la hora de adquirir un sofá de cuero es su precio, que puede llegar a duplicar o incluso tripiclar el precio de un mismo sofá tapizado en tela u otro acabado. Por otro lado, probablemente ese sobreprecio se amortice debido a la mayor durabilidad del cuero, pero es posible que en el momento de la compra no sea posible realizar ese desembolso adicional.
En segundo lugar está la usabilidad. Aunque la piel es un material agradable al tacto, su uso habitual nos hace descubrir algunos peros, que se resumen principalmente en que es frío en invierno y caluroso en verano, amén de que su contacto prolongado con la piel desnuda hace que te quedes literalmente pegado.

Mi experiencia
En casa de mis padres teníamos un clásico juego de sofás de dos y tres plazas tapizados en tela de un extraño color mostaza. Con el trajín y el ir y venir familiar, mi recuerdo es que estaban siempre sucios por más que se lavara la tapicería de los cojines, lo cual era un proceso harto engorroso.
Al final, tras probar varias fundas que nunca acababan de ajustar, convencí a mi padre para que comprara un sofá de cuero marrón aunque los “viejos” apenas tuvieran un lustro de edad. Desde entonces, y de eso hace otro lustro, nadie ha limpiado el sofá más allá de pasarle un trapo húmedo y sigue pareciendo que lo compramos ayer.
Cuando me independicé, decidí que mi sofá también sería de cuero, pero por cuestiones decorativas debía ser blanco, lo cual despertó muchos temores acerca de su limpieza. Tras más de dos años de uso tan solo es ligeramente menos blanco, pero no tiene ni una sola mancha ni las marcas azules de los vaqueros que la dependienta de la tienda me auguraba, y eso que como en él casi siempre —con el consecuente riesgo— y mis amigos lo viven mucho cuando jugamos al Mario Kart —restregando sus azules vaqueros en la piel blanca de mi sofá—.
En resumen, salvo que os encante tumbaros como Dios os trajo al mundo en el sofá, vuestro presupuesto sea muy reducido o solo necesitéis un sofa para salir del paso, os recomiendo sinceramente que os decantéis por un sofá de cuero, no os arrepentiréis.
En Decoesfera | Lo-fi, un sofá hecho con cojines
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bobbye
Pues que putada un novio alergico al polvo.... ya veras entonces cuando os caseis. Fuera de bromas. Mi sueño, que espero cumplir de aquí a muy poco, es poder comprarme un Chester color chololate o verde inglés. Ya he convencido a mi señora y ahora hay que empezar a buscar el apropiado. Un buen chester ha de ser siempre de segunda mano. Saludos a todos
bobbye
Quería decir "color chocolate" El color Chololate debe ser fosforito cual chandal poligonero.
ana-con-encanto
Hola Minue, yo tengo un sofá de cuero de color marrón desde hace tres años y para lo que lo cuido os puedo decir que sigue en perfecto estado. Es de Ikea, no fue caro y yo no noto esos incovenientes del frio y el calor y es muy raro que alguien se ponga desnudo encima para quedar pegado, así que animo al que no lo tenga claro del todo. Un saludo, Ana
maiky
Pues yo discrepo de las opiniones leídas aquí. Mi intención era comprarme uno de piel y además blanco, pero después de contarnos la experiencia varios amigos decidimos que no. Todo eran problemas y estaban muy arrepentidos del cuero y especialmente blanco. Que si había que limpiarlos un par de veces por semana como mínimo, que un simple remache de unos vaqueros lo había arañado, que produce una sensación de calor tremenda en verano (de esto doy fe de ello) y sudas como "un cerdito", nadie nos dijo nada bueno y eran de piel piel, vamos de las de certificado.
raulbar
Yo tengo un sofá de 3 y otro de 2 plazas de piel color chocolate, y la verdad es que están nuevos nuevos. Y tienen 3 años a lo sumo..
Oli.
Pues el nuestro es de Ikea en color chocolate y está como nuevo y lo tenemos desde hace un año. La sabanita está puesta en verano, pero el resto del año está tal cual.
Yo volvería a comprar uno de piel porque se se conservan mejor a lo largo del tiempo y, para el día a día, la limpieza no tiene comparación con uno de tela.
Eso si, si tuviera más pasta y más espacio iría a comprarlo a Roche-Bobois... que son una maravilla aparte de tener un buen servicio postventa.
xivo
Yo tengo una experiencia con el cuero bastante mala, tambien es verdad que duró muchos años, pero despues de 6 años de uso constante (casi siempre esta mi padre en el sofá) termino desgastandose la piel, y el color hasta que se hizo jirones, literalmente hablando, ahora estoy buscando un sofá para mi nueva casa y he visto uno en cuero blanco precioso, pero carisimo, me da miedo que se desgaste en pocos años o que lo estropee el perro o el gato (tenemos uno de cada), ¿que me recomiendas? ¿de un sofá de tela se puede cambiar el tapizado y se queda como nuevo o es esto más costoso que comprar otro?
mqueta
Añadiría otra ventaja: Son perfectos para personas alérgicas.
Mi novio es alérgico al polvo y tenemos que lavar las fundas de nuestro sofá de tela casi cada semana. Cuando tengamos que comprar uno nuevo creo que no nos lo pensaremos...
arimari
Desde hace 5 años tenemos dos sofás de cuero blanco, y en casa somos cuatro dos adultos y dos niñas que ahora tienen 8 y 6 años, hasta febrero también convivía con nosotros un gran perro de raza bobtail, que a pesar de su avanzada edad seguía siendo muy juguetón. Con esto quiero decir, que mis sofás han sufrido un gran trote y aún están como nuevos, han sobrevivido incluso a los "picasso" de la más bichillo. La limpieza normal ya la han comentado. La tinta sale con un poco, muy poco, de alcohol de 70º en gel, paño húmedo con jabón neutro, aclarado y un poco de crema hidratante. En mi casa las niñas y mi marido se tumban con el torso desnudo, pero ponen una sabanita fina para evitar el quedarse pegado. Así que, a pesar de ser un poco reticente en mi primera compra, hoy por hoy y si la economía me lo permite los demás sofás que compre serán de cuero.
VEINTE
Me encantan, una amiga tiene uno y si voy con asillas me quedo pegada pero me parece que es muy fresquito