Algunos salones parecen más un callejón con sofá que una zona de estar. No es culpa del tamaño, sino de cómo está organizado. Lo que en plano parecía "acogedor", en la práctica se convierte en un rincón asfixiante donde cada mueble compite por atención (y espacio para pasar).
El milagro no está en tirar tabiques, sino en pensar el espacio como un flujo, no como una colección de objetos. Por ejemplo, a veces, lo que roba metros no es el sofá en sí, sino un inocente reposapiés, que corta las zonas de paso y hace que todo parezca más encajonado de lo que realmente es.
Basta con reordenar los elementos
Así lo pone de manifiesto el experto en decoración @bydavidfalcon, que propone un sencillo cambio para ganar mucho en espacio. Liberar el centro del salón es como quitarte una mochila de la espalda. De repente, el espacio respira. No hay que eliminar el confort, solo redistribuir lo que ya hay. Y si hay que sacrificar algo, que sea lo que interrumpe la circulación.
A partir de ahí, entran en juego las formas. Las redondeadas, para ser precisos. Unas líneas curvas en los elementos clave —como la mesa de centro, los espejos o la alfombra— suavizan el conjunto. Frente a las líneas rectas del sofá, aportan dinamismo y evitan ese aire de catálogo poco vivido.
El segundo gran truco está en el color. Antes, un sofá verde acaparaba todo el protagonismo visual. El resultado: un salón donde solo se ve sofá. Ahora, una gama neutra, con acentos en negro y materiales naturales, reparte la atención de forma equilibrada. Ningún objeto grita, todos conversan.
Es una estrategia de silencios visuales: que el sofá no sea el único actor en escena. Que la mirada se mueva. Que haya una paleta coherente, pero no aburrida. El negro da peso, los tonos tierra calman, y los textiles suavizan.
El conjunto no solo gana en elegancia, sino también en sensación de orden. Porque el caos no siempre está en el suelo: también vive en los colores que no encajan, las formas que compiten o los objetos que no saben retirarse.
En realidad, este influencer demuestra que, contra lo que popularmente se piensa, decorar no es añadir más, sino aprender a quitar. Y cuando el resultado es un salón que parece más grande, más sereno y más útil sin haber ganado ni un metro, sabes que el diseño ha hecho su trabajo.
Foto | @bydavidfalcon/Instagram
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