Entre las hortalizas que podemos cultivar en nuestro huerto, los tomares son una de las plantas más fáciles de cuidar. Tan solo hacen falta unos sencillos cuidados y unas guías para que la tomatera pueda crecer.
Entre esos cuidados en los que deberás tener cuidado para que tu tomatera crezca fuerte y saludable destaca sin duda el riego. Sobre todo entre los primerizos, hay miedo de pasarse o de quedarse corto con el agua.
Y ese miedo no es baladí, ya que los tomates suelen ser muy sensibles tanto a la falta de agua como al exceso de riego. Por eso hoy vamos a intentar corregir algunos de esos errores que se suelen cometer al cultivar tomates.
Errores que no debemos cometer al cultivar tomates
- Regar poco los tomates. Si riegas poco la tomatera, llevarás a la planta a sufrir estrés hídrico.
- Pasarte con el riego. Tan malo como quedarte corto con el riego es pasarte con el agua. Si riegas demasiado las tomateras y encharcas el sustrato limitarás el oxígeno del cultivo, las raíces se atrofiarán, y la planta no podrá tomar los minerales y nutrientes que necesita. Además, el encharcamiento puede provocar enfermedades causadas por la aparición de hongos.
- Regar por la noche. El riego nocturno propicia la aparición de hongos, ya que estos crecen con la humedad.
- Mojar en exceso las hojas, flores y frutos de la planta. Esto es algo muy habitual cuando se cultiva la planta en maceta, pero no es nada saludable para el correcto desarrollo de la planta.
- Regar con agua del pozo. Tampoco es recomendable regar con agua de pozos. Por un lado, el agua de los pozos suele estar demasiado fría, y esa fluctuación de temperatura no es buena para el tomate. Por otro lado, no sabemos si el agua del pozo puede estar contaminada a causa de las filtraciones de insecticidas y herbicidas. En estos casos, es mejor analizar el agua del pozo antes de utilizarla.
- Utilizar agua con cloro. Aunque el agua clorada mata microorganismos nocivos, también mata a los que son beneficiosos y ayudan a mejorar la absorción de nutrientes por las raíces. En este sentido, lo mejor es reutilizar agua de lluvia (ya que contiene menos cal y sales disueltas), o dejar reposar el agua antes de regar.
- Regar demasiado deprisa. A la hora de regar el tomate, es mejor regar despacito para que el sustrato pueda absorber el agua. Esta debe introducirse 15 o 20 cm por debajo del suelo para estimular el crecimiento de las raíces, y eso se logra regando lentamente.
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