Pese a que es una planta bonita, y fácil de sembrar y de cuidar, la camelia no es una de las plantas más extendidas en los jardines de nuestro país a causa de sus exigencias climáticas.
La planta crece en forma de arbusto, y tiene un follaje constante que permite cubrir los espacios vacíos del jardín, y sus hermosas flores nacen en invierno, con una forma espectacular gracias a sus múltiples pétalos. En el siglo XVIII, la camelia levantó pasiones en Europa, siendo protagonista de los jardines de la época durante la Ilustración.
Y además de su belleza, esta planta con flor tiene otras importantes propiedades: la camelia es resistente y muy fácil de cuidar.
Cómo cuidar la camelia
Pese a que es una planta muy resistente, hay una serie de cuidados mínimos que hay que proporcionarle si queremos que se desarrolle de forma saludable y que estalle en flores.
La camelia necesita vivir en lugares húmedos, con temperaturas sin extremos, ya que se quema con el calor excesivo del verano, pero tampoco soporta las heladas fuertes. Pero sí que necesita temperaturas frías en invierno.
A la hora de plantarla, hay que buscarle una ubicación de semisombra, ya que no tolera el sol directo en las horas centrales del día. Lo mejor es que reciba el sol de primera hora de la mañana, o el de última hora de la tarde. Si la plantas en zona de sombra, sobrevivirá, pero seguramente no florecerá correctamente.
Además de la ubicación, a la hora de plantarla hay que tener cuidado con el tipo de sustrato en el que crecerá, ya que es una planta ácida que necesitan suelos con el pH adecuado, por lo que si tu suelo no es ácido, deberás proporcionarle un sustrato ácido. En caso de que cultives tu camelia en maceta, puedes optar por mezclar un sustrato universal con uno para plantas ácidas.
Para regarla, la camelia necesita humedad. Pero hay que tener cuidado para no encharcarla, ya que podría llegar a morir. Por eso es importante que tu planta tenga un buen drenaje.
ecíamos que a la camelia le gusta la humedad ¡pero no el encharcamiento! Es más: es su gran enemigo. Por eso, además de comprobar que el sustrato filtra bien, es importante que tenga un buen drenaje. Solo así podrá eliminar el agua sobrante de riego, y prosperar correctamente. De hacerlo, de excedernos, la planta nos avisará: tirará los capullos de flor antes de abrirlos. Una señal de que está recibiendo más agua de la cuenta.
Tan importante como tener cuidado con la pauta de riego es elegir bien el agua. La camelia no tolera la cal, por lo que lo ideal es regarla con agua de lluvia. Es más: salvo en meses de calor o inviernos de sequía, lo ideal es que se riegue solo con agua de lluvia.
Tampoco hay que olvidarse de abonar la camelia. Dado que es una planta de crecimiento lento, deberás usar un abono para plantas ácidas en primavera. Para acabar
Para acabar, la poda es otra importante tarea de cara a que la camelia crezca saludable. En el caso de este arbusto, hay que podarlo a mediados del mes de febrero, después de que haya finalizado la floración. Y deberás cortar las ramas por encima de la segunda o la tercera yema. También puedes podar las ramas o las hojas que están en mal estado.
Fotografías | Toshiharu Watanabe en Pixabay, Dmitriy Ganin para Pexels
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