Podar los rosales en septiembre es muy importante: te contamos como hacerlo

Podar tus rosales al final del verano es clave para mantener la salud del rosal y favorecer una segunda floración

Podar rosales en septiembre
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Los rosales son una de las plantas más extendidas en los jardines gracias a su hermosura, a su delicioso aroma y a su prolongada floración. Para mantener su esplendor y potenciar una segunda floración, puedes podar tus rosales en septiembre si no pudiste hacerlo en el mes de julio.

Esta poda, muchas veces olvidada en numerosos jardines, es clave para mantener la salud y el vigor de nuestros rosales. Pero ojo, hay que hacerlo bien, y en el momento adecuado si queremos disfrutar de las rosas hasta que lleguen los primeros fríos.

La importancia de la poda de verano de los rosales permanentes

Podar los rosales en septiembre es una tarea importante por muchos motivos. El primero, es que estimula la creación de nuevos botones florales, obteniendo así una segunda floración a finales del verano y a comienzos del otoño.

También sirve para mejorar la salud al eliminar ramas muertas, débiles o enfermas, reduciendo el riesgo de propagación de enfermedades. Y además, fortaleces la estructura del rosa, permitiendo darle una forma bella y equilibrada al favorecer el desarrollo de ramas robustas capaces de soportar el peso de futuras flores y resistir las inclemencias del tiempo.

Podar rosales

Si te parecían poco esta ventajas, al realizar la poda también favoreces la fotosíntesis, al permitir una mejor circulación del aire y la entrada de luz a las partes más ocultas del rosal.

Cómo podar de forma correcta los rosales en septiembre

Para realizar la poda deberás elegir el día adecuado: un día seco y soleado para evitar que plagas y enfermedades puedan aprovecharse de las 'heridas' que realizamos al hacer los cortes.

Precisamente, para evitar la infección y la propagación de enfermedades, es importante que desinfectes a conciencia las tijeras de poda. Además de limpiarlas, debes asegurarte de que están bien afiladas para garantizar cortes limpios.

Antes de liarte a podar, debes identificar los tallos que ya han florecido, y los que están enfermos y dañados. A la hora de realizar el corte, debes hacerlo justo encima de un brote, en ángulo mirando hacia afuera del rosa, para estimular el flujo del agua.

Para acabar, mientras realizas la poda, deberás ir dando una forma armoniosa al rosal, creando una silueta similar a la de un jarrón abierto, favoreciendo así la circulación del aire y la luz. Si lo ves conveniente, puedes podar hasta un tercio de la altura del rosal.

Fotografías | Freepik, Freepik

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