Las plantas dan alegría a nuestros hogares. Además de decorar, nos ayudan a conectar con la naturaleza y permiten crear atmósferas más saludables y tranquilas. Las cuidamos con mimo, les damos de beber, las abonamos y podamos...
Pero a veces, por muy bien que las cuidemos (o eso creemos), nuestras plantas nos sorprenden con señales que debemos tener en cuenta. A veces, se secan las hojas. Otras, surgen de repente extrañas manchas blancas.
Las manchas, señal inequívoca de que tu planta está afectada por una plaga
Si ves que en tu planta comienzan a salir manchas blancas, lo más probable es que tu planta tenga una plaga. Seguramente, de pulgón blanco. Un insecto de un tamaño diminuto que va a atacar tus plantas para alimentarse.
Este insecto, conocido como Aphididae si lo llamamos por su nombre científico, suele ser de color blanco. Pero también pueden ser amarillos, verdes, negros... Así que no hay que fiarse solo por el color. Y suele afectar especialmente a plantas que viven en climas húmedos y cálidos.
El pulgón blanco se alimenta de la sabia de la planta a la que está parasitando, provocando que esta se debilite, y que pueda verse afectada por otras enfermedades. El pulgón blanco genera una melaza líquida que contamina las plantas y que les provoca un déficit de clorofila, dejando las hojas amarillas como paso previo a que se sequen del todo.
El pulgón blanco suele detectarse en la parte posterior de las hojas, y por este motivo, es importante que revises tus plantas semanalmente para intentar coger cuanto antes la plaga. Aún así, una vez que la planta está siendo atacada y ya ves que las manchas blancas están muy extendidas, es el momento de poner remedio.
En las tiendas especializadas hay productos específicos que te ayudarán a acabar con la plaga de pulgón blanco. Cuando los apliques , ten en cuenta que deberás aplicarlo durante varias semanas para que sea efectivo de verdad.
También puedes optar por aplicar insecticidas naturales, lavando las plantas con aceite de neem, o jabón y agua, con una mezcla de agua y ajo, o incluso vinagre de vino.
También puedes colocar las plantas afectadas cerca de plantas que actúan como repelentes, como por ejemplo la madreselva (tiene nepetalactona, un insecticida natural), las ortigas, o la menta.
Fotografía | Annie Spratt en Unsplash
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