A la hora de cuidar las plantas que tenemos en casa con macetas, el riego es uno de los cuidados que más dudas suscita, pese a que para ellas es fundamental a la hora de sobrevivir.
Es evidente que especie necesita un riego determinando, dependiendo de si retiene humedad en las hojas o en los tallos, o si necesita riegos cortos y abundantes. A la hora de regar, se puede hacerlo de distintos modos.
Riego por arriba
Es el procedimiento más habitual a la hora de regar las plantas. Ya sea con una regadera, con una jarrita o incluso con un vaso, el agua se vierte directamente sobre el sustrato. Este tipo de riego suele utilizarse para plantas como geranios, rosales, pothos, dracenas.
Riego en plato
Esta forma de riego sirve para que las plantas puedan coger solamente el agua que necesitan, y es perfecto para especies que no soportan el exceso de riego y los encharcamientos. Es la mejor forma de regar especies como el ciclamen o la begonia.
Riego por inmersión
Mediante esta técnica de riego, hay que sumergir el cepellón en un cubo de agua. Así, la tierra se empapa bien de agua. Esta modalidad se utiliza sobre todo cuando hemos sometido a la planta a una falta de agua importante y queremos recuperarla. Esta técnica también se usa para rehidratar la planta cuando el sustrato tiene un elevado porcentaje de turba rubia reseca y el agua de riego se filtra entre el sustrato y la maceta.
Riego con pistola
Si riegas utilizando una pistola, debes echar el agua en modo "lluvia" para que el riego no sea demasiado agresivo contra la planta. Ten en cuenta además que muchas especies no llevan bien que mojes en exceso hojas y flores. Esta modalidad de riego se utiliza para plantas que necesitan una alta humedad ambiental, como los anturios, helechos, hortensias o algunas variedades de plantas carnívoras. También es recomendable regar con pistola para plantas de interior que están expuestas a la excesiva calefacción en invierno.
Fotografía SHVETS production de Pexels para Canva.com, Simona Takareviciute en Unsplash
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