La peperonia es una de las plantas de interior de moda gracias a su poder decorativo y lo fácil que es de cuidar. Sus frondosidad, y sus espectaculares hojas, hacen que esta planta dé vida a cualquier rincón.
Esta especie es de origen tropical, y hay cerca de 1.000 variedades diferentes. Las hay trepadoras, rastreras, y con distintos matices en las hojas... Pero todas tienen un denominador común: su resistencia.
Cómo cuidar la peperonia
Para empezar, y antes de hablar de temas como el riego, debe quedar clara una cosa: a esta especie le gusta mucho la luz. Así que si quieres que crezca fuerte y feliz, búscale una habitación con abundante luz natural. Pero eso no quiere decir que la pongas al sol. De hecho, debes tener cuidado, porque si le da el sol directo, las hojas podrían quemarse.
Ahora sí. Tras hablar de dónde colocar la peperonia, es el momento de hablar del riego. Y es que este es el punto crítico que determinará la supervivencia de tu planta, ya que hay que aportarle agua en su justa medida: ni mucha, ni poca. En verano deberás regarla dos o tres veces a la semana, cuando veas que la parte inferior del sustrato se ha secado.
En invierno, bastará con que la riegues una vez a la semana ¿Lo más importante de todo? No la encharques, ya que no soporta el exceso de agua. Además, debes tener en cuenta que buena parte de las peperomias tienen hojas y tallos carnosos donde almacenan agua, por lo que el exceso de riego puede comprometer su vida.
Junto al riego, es importante saber que a las peperomias le gusta la humedad ambiental alta, así que deberías pulverizar de vez en cuando sus hojas, además de colocar un plato de agua con piedras bajo la maceta.
Para proporcionarle la energía que tu peperomia necesita, deberás abonarla desde la primavera y hasta el otoño cada dos o tres semanas, utilizando un fertilizante para plantas verdes diluido en el agua de riego.
En la nómina de cuidados de esta planta hay que destacar que la peperomia no soporta el frío. Necesita ambientes cálidos para vivir, siendo los 21-22º su estado ideal. En verano puede soportar las altas temperaturas siempre que la tengas bien hidratada, mientras que en invierno debes evitar que pase frío. Por debajo de los 10º, comienza a pasarlo mal. También deberías mantenerla alejada de las corrientes de aire, ya que tampoco las soporta.
Para acabar, debes saber que hay que trasplantar esta planta una vez al año mientras siga creciendo. Hay que hacerlo al llegar la primavera y antes de que comience a crecer de nuevo tras el invierno. A la hora de trasplantarla, deberás elegir una maceta ligeramente mayor que la anterior, para que las raíces puedan seguir creciendo de forma cómoda y sin problemas.
Cuando la planta sea adulta, y la tengas ya en una maceta de unos 20 cm de diámetro, puedes dejar de trasplantarla. A partir de ese momento, tan solo deberás cambiar la capa superficial del sustrato.
Fotografía | Ekaterina Bolovtsova para Pexels, Hartono subagio para Pixabay
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