La lavanda es una de las plantas aromáticas más populares por su colorido, y por el increíble aroma que desprenden; un aroma que ayuda a aromatizar nuestro hogar y crea ambientes llenos de paz y armonía. Y además, es perfecta para tenerla en casa ya que esta planta arbustiva no es demasiada complicada de cuidar, tanto en maceta como plantada en el jardín.
Al contrario, al ser una planta silvestre, puede crecer a pleno sol, incluso en zonas rocosas. Es resistente al frío, y su espectacular floración se produce desde mediados de primavera hasta finales del verano. Y además, tampoco requiere de mucha agua, por lo que esta planta es ideal para la sequía.
Las claves para cuidar la lavanda
Para empezar, debes buscarla la ventilación adecuada. En este sentido:
- Necesita al menos 6 horas diarias de sol.
- Necesita espacio y una buena ventilación. Si la plantas en el suelo, necesita su espacio, así que no la pongas cerca de otras plantas. En macetero, estos recipientes deben tener un diámetro de entre 30 y 40 cm.
- A la hora de regar, no es una planta que necesite demasiada agua.
- En época de calor, deberás regalarla una o dos veces a la semana.
- El riego hay que realizarlo siempre que el sustrato esté completamente seco. Si ves que la tierra aún tiene algo de humedad, deberás esperar un poco.
- Es importante que no mojes las ramas y las flores para evitar que se vea afectada por la aparición de hongos.
- El suelo, o la maceta, debe tener un buen drenaje para eliminar el agua sobrante. Si no lo haces, se pudrirán sus raíces.
- Especialmente importante es evitar que el agua se acumule en invierno, porque si se congelan las raíces, la planta puede morir pese a que soporta bien el frío.
- También es importante que le proporciones el suelo adecuado. Lo mejor es que la plantes en un sustrato alcalino. Y si el suelo es ácido, puedes compensar con un sustrato adecuado. Quizás tengas que añadir algo de cal para elevar el pH.
- Otro dato: la lavanda no necesita ser abonada. Es más, si la fertilizas en exceso, es probable que las flores de tu planta pierdan su potente aroma. En los casos de que la lavanda esté plantada en maceta, sí que puede echar una disolución mínima de fertilizante antes de la época de floración.
- Y para acabar, hay que podar la lavanda al comenzar la primavera o al inicio del otoño. Así conseguirás que la planta crezca con más fuerza. La poda nunca deberá superar la mitad del tamaño de la planta.
Fotografías | Marut Homtawee para Unsplash, Daiga Ellaby para Unsplash
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