La Aglaonema crispum es una planta originaria de las selvas tropicales del sur del continente asiático, un hábitat cálido en el que crece sin apenas luz, ya que los árboles impiden que reciba los rayos del sol.
Y esas características convierten a esta planta en una estupenda opción para quienes en casa tienen poca luz, y les apetece tener una planta interior de aires tropicales. De hecho, esta planta es tan fuerte y resistente que se puede cultivar incluso con luz artificial. Y además, esta planta también purifica el aire de tu hogar.
Cómo cuidar la Aglaonema
Esta planta herbácea de carácter perenne es bastante fácil de cuidar. Puede llegar a alcanzar hasta un metro de altura, aunque su crecimiento es muy lento. Como contrapartida a esa lentitud al crecer, esta planta luce un colorido espectacular que te ayudará a dar color y alegría a cualquier rincón de tu casa, por oscuro que sea.
También debes tener en cuenta que esta planta es tóxica, por lo que es mejor no tenerla en casa si hay niños o mascotas.
Respecto a los cuidados, normalmente cuando hablamos de cómo hay que tratar a las plantas comenzamos con el sitio donde ubicarlas por el tema de la luz. En este caso, no es necesario, ya que por sus condiciones de planta tropical no necesita demasiada luz. Y eso es lo buena de esta especie, puede crecer en ambientes luminosos (cuidado, el sol no puede darle de forma directa para no quemar las hojas), pero también en casas sin luz, o en estancias como el baño.
El sustrato que tu planta necesita para crecer es el universal, o con una mezcla de humus de lombriz, fibra de coco y turba, añadiendo un poco de perlita.
El riego sí que es unos los aspectos imprescindibles a la hora de cuidar esta planta: a la aglaonema le gusta el agua, por lo que siempre debemos mantener el sustrato humedecido. Pero como decimos siempre, hay que evitar los encharcamientos. En este caso, si encharcas el sustrato, la planta podría llegar a morir.
La planta también requiere fertilizante en primavera, que es cuando se está desarrollando. Durante el resto del año, cuando está en reposo, echarle fertilizante podría ser contraproducente.
Para acabar, esta planta no necesita realizar trasplantes frecuentes dado que crece lentamente. De hecho, no hay que hacerlo antes de dos años, y siempre en primavera.
Fotografías | Feey en Unsplash, Karolina Grabowska para Pexels
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