El otro día, dentro del especial sobre el estilo nórdico, mi compañera Raquel os habló del estilo Gustaviano, precursor del mismo, y hoy, en un paso más para conocer en profundidad este estilo escandinavo que tanto nos apasiona, os he preparado un pequeño repaso a la historia del diseño nórdico.
Si bien el término diseño escandinavo (o nórdico) no fue acuñado como tal hasta 1954, cuando una exposición con ese nombre recorrió Norteamérica promoviendo el estilo de vida escandinavo, su origen se remonta años atrás, pudiendo situar el origen de lo que hoy en día nos evocan esas palabras al periodo entre las dos guerras mundiales.
Obviamente, no surgió de la nada, sino que fue en esa época en la que el diseño tradicional de los países nórdicos, tradicionalmente basado en la funcionalidad de los objetos, añadió la estética a sus valores, cubriendo así también las necesidades emocionales de la gente.
Los orígenes del diseño nórdico
Cuando hablamos de diseño escandinavo o estilo nórdico, nos referimos a los países del norte de Europa, estrictamente Noruega y Suecia, aunque generalmente se amplía a Dinamarca y ocasionalmente a Islandia y Finlandia.
Su característica principal, desde sus orígenes, es la funcionalidad. Principalmente porque sobrevivir en el norte requería que los productos fueran útiles y duraderos, sin florituras que pudieran afectar a su uso. El uso de materiales locales como la madera de sus frondosos bosques viene propiciado por su aislamiento geográfico.
Sin embargo, la elegancia propia del estilo que todos conocemos no llegó hasta más tarde, cuando empezó a combinar con gracia y delicadeza la influencia de los movimientos decorativos de principios del siglo XX (Art Nouveau o Jugendstil) con la sencillez y pureza de los movimientos artísticos de entre guerras (Constructivismo, De Stijl, La Bauhaus…)
Evolución del diseño nórdico
A pesar de su aislamiento geográfico, los países nórdicos no eran ajenos a todo el alboroto que tenía lugar en Europa durante el periodo entre guerras, por lo que los diseñadores escandinavos empezaron a recibir influencias de todos esos movimientos artísticos.
Un claro punto de referencia fue la exposición de Estocolmo de 1930, una feria del mueble y el diseño donde se mostraron diseños vanguardistas con un claro mensaje político y social, incluyendo prototipos de apartamentos con muebles fabricados industrialmente, en contraposición de la tradicional defensa noruega por la artesanía.
Así, combinaron las ideas que traía consigo la modernidad con la devoción por la eficiencia y el uso de materiales a su alcance, creando un producto que aprovechaba lo mejor de ambos mundos;“Cosas bellas que hacen tu vida mejor”.
Su principal objetivo era crear entornos y diseños confortables, alegres y cómodos, que hicieran llevadero tener que pasar mucho tiempo en casa por la falta de horas de luz.
Además, con las ideas democráticas en pleno auge, se hacía mayor hincapié en el hecho de que los diseños debían de ser accesibles para todo el mundo, por lo que a menudo al diseño escandinavo también es llamado diseño democrático, una idea que también compartía la Bauhaus.
Por desgracia, los diseños de los grandes maestros de ambos estilos, como Jacobsen (con su mítica silla nº7 entre otras), Aalto o Mies, hoy en día no están al alcance de los bolsillos menos afortunados.
A mediados de siglo, y gracias a grandes maestros del diseño como los mencionados y a una promoción del diseño escandinavo por Norteamérica y Europa, el estilo fue adquiriendo importancia y protagonismo, hasta el punto de que empezó a ser una influencia en si mismo (y no el resultado de influencias de otros movimientos), pues combinaba con esmero las tendencias más vanguardistas de la época con la tradición y funcionalidad nórdica.
En los años 60 y 70, el organicismo (formas inspiradas en la naturaleza) que siempre había estado presente en el estilo escandinavo, encontró en los materiales modernos como el plástico y las resinas, la manera perfecta de llevar a cabo las ideas de los diseñadores, que anteriormente utilizaban madera laminada para, literalmente, darle forma a sus diseño.
De esta época “tardía” son diseños tan conocidos como la silla Panton de Verner Panton, la silla Globo de Eero Arnio o la silla Tulip de Eero Saarinen, entre muchísimos otros.
El próximo día os hablaré de los grandes arquitectos y diseñadores que dieron vida a este estilo, junto con sus creaciones más significativas, que aún hoy en día son un ejemplo de diseño moderno, sencillo y funcional, las máximas del diseño nórdico.
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