Seguro que vosotros también tenéis en mente algún lugar en el que siempre parece que brilla el sol, siempre te sientes como en verano. Pues así es como se presenta Limone, una coqueta tavernetta italiana que acaba de abrir sus puertas en el barrio de Salamanca, especializada en bocconcini, bocaditos y focaccias y con una decoración realmente acogedora.
El concepto de Limone ha sido diseñado íntegramente por eat&love studio en colaboración con la interiorista Marta Banús y lo han creado como un algo informal y relajado, como una tarde estival. El local, de inspiración mediterránea, está decorado en tonos blancos y azules, con pequeños guiños en un alegre amarillo limón.
El local cuenta con mesas altas y taburetes, también en la zona de barra, que componen un espacio delicioso y divertido que invita a relajarse y desconectar en buena compañía. Además, Limone cuenta con una amplia y apetecible terraza climatizada a pie de calle con estufas para los días de invierno.
Añadir además que la carta de Limone está dividida en cuatro secciones: Antipasti; Le Focaccie; Ricette della Nonna y Dolci y que toma como base el concepto de bocconcini, pequeños bocados de tradición italiana ampliados y reinterpretados a partir de ingredientes y recetas populares del país, especialmente de La Liguria. Limone apuesta por platos pequeños para compartir, porque saben que en España nos encanta lo de probar de todo.
Para acompañar el tapeo, cócteles de inspiración italiana, como el especial de la casa, el Limone Sour: con clara de huevo, lima, licor de mandarina y cardamomo o los clásicos italianos conocidos por todos como Aperol Spritz o Negroni. Además, su carta líquida incluye también cervezas italianas.
Aunque la cocina de Limone descansa por las tardes, el restaurante permanece abierto todo el día, prestando especial atención a la hora de la merienda y afterwork. Además hay que destacar que Limone es un homenaje a la tradición familiar: al cariño de las abuelas, a los estíos felices de la infancia y, cómo no, a los limones que de niños recogían en el maravilloso jardín de la casa familiar, Villa Rachelle... Y eso se nota en el mimo con el que sirven sus platos y en su decoración. Es por eso que en Limone el verano nunca se acaba y nosotros podemos ir allí siempre que queramos a disfrutar de él.
Por si os apetece probar alguna de sus delicias servidas en tabla de madera como la de la foto sobre estas líneas, el horario de cocina es de 12h a 16h y de 20h a 00h, aunque cierra los lunes y los domingos solo sirve comidas y el precio medio aproximado de la carta es de entre 20 y 25 euros por persona.
Más información | Limone
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