A la hora de comprar una vivienda de segunda mano, se abre ante nosotros el reto de transformar por completo la casa para adaptarla a nuestros gustos y a nuestras necesidades. Es una tarea ardua y costosa, pero que tiene como recompensa una casa a la medida.
Hay que tener una dosis de imaginación, otra de creatividad, y ser capaz de transformar espacios en tu mente. Y la verdad es que no todo el mundo es capaz de hacer ese ejercicio. De hecho, hay gente que si ve esta cocina, saldría corriendo sin mirar atrás sin ser conscientes de las posibilidades que tiene este espacio.
Un buen ejemplo es esta casa comprada por Dana McMahan y su marido. La casa fue apodada por la pareja como Cherry Pop, por el color de su exterior. Un color que también estaba presente en la cocina en la que hemos fijado hoy.
La cocina era fea y vieja, con esas paredes en ese rojo sangre que echaba para atrás. La situación de los armarios, en tonos oscuros y anticuados, tampoco era mucho mejor. Del falso techo de oficina, mejor no hablar.
La cocina era como un apéndice situado en la parte posterior de la casa, construida en 1883. Por suerte, Dana McMahan tiene amplia experiencia en reformar cocinas, por lo que no se amilanó para comprar a la hora de comprar la casa.
En el proceso de transformación, se derribaron vigas, se recuperó el ladrillo original y se redistribuyeron todos los elementos, ya que la anterior distribución era muy incómoda. Al realizar la obra también aparecieron las viejas ventanas, tapiadas cuando se construyó hace un siglo el anexo de la cocina, y la pareja decidió mantenerlas para ganar en luminosidad y recuperar la esencia de la casa original.
Cambiaron de sitio el fregadero para colocarlo debajo de la ventana que da al gran patio trasero. Y en el medio de la habitación colocaron una isla con estructura de madera recuperada, acompañada cuatro taburetes para cumplir. Y también se pensó en tener amplios espacios de almacenamiento. Para pintar las paredes, se apostó por un encantador color rosa.
La mayor parte de los electrodomésticos son de color negro, aunque para el frigorífico, decidieron ponerles paneles rosas en el congelador y en el cajón extraíble del centro.
Fotografías | Dana McMahan
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