Hacía mucho tiempo que seguía la pista a su blog, en el cual se adivinaba un exquisito gusto en la decoración y una querencia por los objetos y tejidos marroquíes. Maryam, fotógrafa, escritora y autora del blog My Marrakesh, es la mano que está detrás de este hotel que vistamos hoy, Peacock Pavilions, junto a su marido, arquitecto de profesión.
Ellos son una familia originaria de Estados Unidos que hace tiempo fijó su residencia en Marruecos, y que durante tiempo han ido dando forma a este proyecto tan singular. Chris ha diseñado muchas casas pero segun Maryam, Peacock Pavilions es su mayor logro hasta la fecha. Después de siete años viviendo en Marrakech, se declara fascinado por la arquitectura marroquí.
El hotel tiene capacidad para diez personas alojadas en cinco habitaciones dobles, repartidas en dos pabellones, denominados Atlas y Medina, cada uno de los cuales cuentan con un salón y terrazas.
En las imágenes vemos algunas de las estancias, todas ellas con un denominador común: las paredes pintadas en un reluciente color blanco. Sobre ellas se van desgranando mil y un detalles que llenan de color y calidez el espacio. Las alfombras dan el punto de partida para organizar las zonas de estar, presididas por sendas chimeneas, imponentes y revestidas de azulejos.
Abundan los muebles de tradición marroquí, aunque sabiamente combinados con piezas contemporáneas, cuando no rabiosamente modernas. Así, en uno de los salones vemos una silla de plástico rojo, en contraste con la mesa y el taburete, pero que encuentra su lugar de manera natural. Los altos techos permiten fantasear con grandes y exóticas lámparas, a la vez que se dibujan en ellos tragaluces que dejan entrar la luz natural.
A lo largo de las estancias vemos varios ropajes antiguos que sirven de adorno, chilabas y mantones que son un punto muy original en esta decoración.
La escalera que lleva a la planta superior es una vieja conocida de este blog; quienes nos seáis fieles desde hace tiempo quizá la recordaréis, está pintada a mano por Maryam utilizando diferentes plantillas por cada uno de los escalones. Esta decoración le da un carácter único y especial. La pared por la que discurre se cuaja de pequeños huecos que dejan pasar la luz.
Los dormitorios son luminosos, tanto por la luz que entra por las ventanas e inundan las paredes blancas, como por las mantas de boda marroquíes, que cubren las camas entre destellos. En uno de ellos vemos un curioso, sistema de iluminación por lámparas suspendidas, que permiten prescindir casi de las mesillas. Sobre la pared, una colección de sellos de madera forman el cabecero, delicado y sutil, que casi llega hasta el techo decorado con motivos geométricos.
El otro dormitorio resulta algo más colorido gracias a los faroles que desprenden alegría suspendidos en el centro de la habitación. Una chilaba colocada entre dos ventanas da apariencia de altar a la mesa que reposa a sus pies.
Vemos como en dos de las fotografías una misma habitación acoge dos camas diferentes, no se trata de ninguna trampa, tan solo que en este hotel los clientes mandan, y pueden elegir entre cama de matrimonio o dos camas gemelas.
Los dos pabellones están llenos e detalles, como el tirador realizado con un sello de madera, una original manera de reconvertir y dar uso a un elemento antiguo y decorativo.
Vía | Vintage&Chic
Más información | Peacock Pavllions
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