El cambio de esta terraza está lleno de DIY y de soluciones ingeniosas con las que han conseguido transformar un espacio en mal estado en una alegre terraza para disfrutar del exterior.
La propietaria de esta terraza que pertenece a un apartamenteo neoyorkino con vistas al río Hudson, reconoce que el esfuerzo de pasar de ser inquilina a ser propietaria ha sido grande y le ha supuesto renunciar a metros cuadrados en el interior y a disponer de poco presupuesto para acondicionar y amueblar su nuevo y flamante apartamento.
Sin embargo, esta falta de recursos no le ha impedido llevar a cabo una increíble transformación que le permite sacar el máximo provecho a los apenas 6 m2 de terraza que ahora es un espacio de esparcimiento y también sirve como espacio de almacenaje extra al interior.
La terraza Antes
Si hay una palabra que definía el estado de la terraza antes podía ser la de deprimente. Por un lado, como separador de la terraza contigua la terraza contaba con un panel de fibra de vidrio sucio y el resto de las paredes eran de ladrillo rojo muy oscuro.
El suelo gris también se veía sucio y en mal estado.
La terraza Después
Como el presupuesto de la dueña era muy justo la propietaria se lanzó al mundo de los DIYs o el bricolaje de la toda la vida.
Lo primero que hizó fué pintar las paredes de ladrillo oscuro de un blanco impoluto. Como mobilario se "reutilzaron" varias piezas.
Así en un lado de la terraza vemos un aparador que en realidad que en realidad son armarios de cocina antiguos que iban a tirarse al cambiar la cocina y que se han quedado en la terraza tras pintarse de gris oscuro y después de que se les colocaran unos patas de madera.
Frente a este espacio destinado a almacenaje se ha ubicado la zona de estar o de descanso. Como sofá se ha usado un viejo futón que les "sobraba" de su antigua casa, y que se cortó "a mano" con una sierra para que ajustarlo a la medida del lateral de la terraza.
Con una tela por metros la propietaria cosió una funda para el colchón. También compró cuatro cojines para exteriores, dos de los cuales (los amarillos) cosió para formar un cojin largo.
Los retales de costura también fueron la base del nuevo tapiz que cubre la antigua mampara de fibra de vidrio (también podría haber puesto una celosía con plantas). Este es sin duda, uno de los elementos mas llamativos de la terraza y es cuando sales.
Por último, como mesa para la terraza usaron un trozo de madera que anteriormente había servido de apoyo al futón cuando éste se utilizaba como cama. Lo tiñó y lo selló, luego añadió patas hechas de tubos de metal comprados en una ferretería.
Las sillas plegables pertenecían a sus abuelos; pero también han pasado por un proceso de "chapa y pintura" . Por último, para el suelo gris que también estaba en muy mal estado añadieron un nuevo revestimiento que oculta las manchas antiguas del suelo.
El coste total del proyecto fue de tan solo $ 135, que al cambio son aproximadamente 126 euros. Con este ajustado presupuesto la nueva propietaria ya puede disfrutar de la terraza y de sus tranquilas vistas.
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