La arquitectura de los años 80 tenía códigos muy definidos: espacios compartimentados, maderas oscuras, revestimientos cerámicos con cenefas decorativas y una iluminación más bien tímida. Este piso llevaba décadas anclado en aquella estética, pero una reforma integral acaba de devolverle la vida con una propuesta que apuesta por la amplitud, la luminosidad y un lenguaje contemporáneo que dialoga con las tendencias actuales del diseño de interiores.
Y no, esta vez no se ha cambiado la distribución de los espacios, pero gracias a la aplicación de las nuevas tendencias y diseños, este piso ha ganado mucha más luminosidad, amplitud visual y años de vida.
Un piso atrapado en el tiempo
Las imágenes del antes revelan un hogar que, aunque funcional, arrastraba el peso de las décadas. El pasillo principal, con su característico suelo de parqué en espiga de tonos anaranjados y puertas de madera maciza con molduras, fragmentaba el espacio y oscurecía la circulación.
La cocina, con sus armarios de madera oscura y electrodomésticos de acero inoxidable, carecía de integración con el resto de la vivienda. Los baños mostraban ese inconfundible estilo ochentero: combinaciones de azulejos en negro y beige, sanitarios convencionales y una sensación general de pesadez visual.
La unificación del suelo
En la reforma, se ha optado por un suelo de madera de tonalidad media, con acabado mate y vetas naturales discretas, que aporta calidez sin caer en lo recargado. Este tipo de suelo de tarima tiene la capacidad de dialogar tanto con ambientes minimalistas como con propuestas más acogedoras de estilo nórdico. La continuidad del pavimento a lo largo de toda la vivienda es un recurso esencial para crear sensación de amplitud.
Una cocina más minimalista
La cocina ha experimentado una de las transformaciones más radicales. Atrás quedaron los armarios con puertas de cristal emplomado y las encimeras con molduras. En su lugar, un diseño lineal, limpio y altamente funcional toma el protagonismo. Los frentes lacados en blanco mate, sin tiradores visibles gracias al sistema de apertura push consiguen una cocina mucho más contemporánea.
La iluminación bajo los armarios superiores, también con tecnología LED, es un detalle que marca la diferencia, porque no solo facilita las tareas cotidianas, sino que añade profundidad y sofisticación al conjunto. La integración de los electrodomésticos, que ahora se camuflan tras los frentes de los muebles, contribuye a esa sensación de orden y continuidad visual.
Además, se ha aprovechado la entrada de luz natural a través de una puerta con cristalera que conecta con una pequeña galería, un recurso que refuerza la luminosidad y la sensación de amplitud hacia el resto de la casa.
Adiós a los baños ochenteros
Los baños son otro de los grandes logros de esta reforma. El contraste entre el antes y el después es contundente. Se ha pasado de baños recargados, con azulejos bicolor hasta el techo y sanitarios suspendidos sobre pedestales de mármol, a espacios serenos que invocan la estética de los baños de hotel boutique.
La iluminación perimetral tras el espejo es otro guiño a las tendencias actuales que, además de ser funcional, genera un efecto visual que amplía el espacio y aporta una atmósfera relajante.
La ducha a ras de suelo, con mampara de cristal transparente y rociador de techo, es el colofón perfecto. Este tipo de soluciones no solo son más accesibles y seguras, sino que aportan una estética limpia y fluida que se alinea con los códigos del diseño actual.
Un salón mucho más luminoso
El salón es el espacio donde mejor se plasman todas las estrategias de la reforma. La eliminación de tabiques innecesarios ha permitido crear un ambiente diáfano que integra zona de estar y comedor, conectado visualmente con la cocina a través de puertas de cristal. Este concepto de planta abierta, tan característico de la arquitectura contemporánea, favorece la interacción y multiplica la percepción de amplitud.
La elección del mobiliario también responde a una lógica minimalista y la iluminación natural, potenciada por grandes ventanales, se complementa con un sistema de iluminación ambiental que incluye focos empotrados y tiras LED en el techo.
Un dormitorio más sereno
Los dormitorios han seguido la misma filosofía de sobriedad y confort. Las paredes en tonos neutros crean un fondo perfecto para el descanso. Los ventiladores de techo con aspas de madera y diseño minimalista son un acierto funcional y estético.
En cuanto a la iluminación, sigue siendo protagonista. Apliques de pared, luz indirecta y, en algunos casos, pequeñas tiras LED integradas en los armarios o en el techo aportan versatilidad y comodidad.
Fotografías | Vía @transformadecoracionyreformas
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