Aunque a menudo se les admira por sus obras más grandiosas y llamativas, donde más se pone de manifiesto la habilidad de un buen arquitecto es en los espacios pequeños, donde hay que estrujarse el cerebro para que todo encaje perfectamente y a la vez se consiga un espacio luminoso, cómodo y agradable.
Un buen ejemplo es este estudio muy aprovechado en el East Village. Un magnífico trabajo de los integrantes del estudio de arquitectura Jordan Parnass, con doble sede en Nueva York y Londres, y que han conseguido sacarle el máximo partido a este pequeño apartamento situado en el neoyorquino distrito de Brookyln.
La pieza, de proporciones alargadas, alberga un pequeño baño, una cocina completa, un salón amplio y un diminuto altillo-dormitorio conectado al salón por una escalera muy particular. Podría seguir describiéndolo, pero lo mejor es que paséis y lo veáis con vuestros propios ojos.
El salón es la estancia principal —y única, se podría decir— de la casa. Acapara las dos únicas ventanas que dan a la calle y, por lo que se puede ver, es bastante luminoso. Para potenciar la luz se han utilizado colores claros y materiales cálidos como la madera.
Un gran sofa ocupa la mayor parte del espacio, enfrente del cual está situada la tele, con un pequeño mueble bajo y unos armarios altos de almacenaje. Al fondo, en la zona con más luz, está situado el despacho, que no esta separado de ninguna manera de la tele, por lo que me imagino que no habrá manera de concentrarse para escribir en horario de máxima audiencia.
Me gusta que haya plantas y flores, no es algo habitual en las casas que solemos ver y me parece que le da un punto de alegría y color que siempre le falta a este tipo de decoración que combina blanco y madera.
El dormitorio, como veis, no es más que un pequeño altillo al que se accede a través de una escalera de madera desde el comedor. Para aprovechar al máximo el espacio, los escalones son a su vez cajones donde poder guardar la ropa. Una buena idea pero un tanto peligrosa para los que tenemos por costumbre olvidar cerrarlos.
Una vez arriba, la cama ocupa la mayor parte de la superficie, tan solo una mesita se erige a su lado, como una pequeña protuberancia al final de la escalera. De nuevo, la comunicación directa con el salón hace que solo sea recomendable para parejas bien avenidas con hábitos de sueño similares, pero hay que admitir que es una solución ingeniosa y atractiva.
La cocina y el baño no son especialmente singulares; siguen el estilo decorativo del estudio, con acabados en madera de color claro, pero no aportan ninguna solución ni un diseño diferente. Sorprende un poco el tamaño de la cocina, que es bastante grande comparada con el resto de la casa. Así a ojo, tiene dos frentes de más de dos metros cada uno, lo cual es mucho para un apartamento de estas características.
En el baño, la combinación de colores y texturas es un poco caótica, aunque no me atrevería a decir que desagradable. En el suelo hay unas baldosas hexagonales blancas con los ribetes en negro que recuerdan a las cocinas antiguas, mientras que en la pared se ha colocado cerámica en varios tonos grises y muchas lineas horizontales. Quizás lo que menos me gusta es el espejo y el fluorescente, demasiado industrial para el estilo usado en las otras estancias.
En cualquier caso, a pesar de que el baño no nos entusiasme, este pequeño estudio en el East Village diseñado por JPDA es un buen ejemplo de cómo se puede conseguir un lugar agradable donde vivir aunque no nos sobren metros cuadrados. Eso sí, elegid bien con quien convivir porque el piso pondrá a prueba vuestro amor, comprensión y tolerancia.
Vía | Fubiz
Más información | Jordan Parnass Digital Architects
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