La casa que hoy os presento es una vieja conocida para mí. Hace ya mucho tiempo que comencé a seguir su larga evolución y tengo que decir que es una de las casas que más me han impresionado, hasta el punto de que si un genio saliera de una lámpara y me concediera un deseo en forma de casa, sería esta la elegida.
Pero parece que los genios no acostumbran a pasar el rato dentro de absurdas lámparas, así que seguiré soñando con este inmenso loft y disfrutaré compartiéndolo con todos vosotros.
Os contaré por que he la publico ahora y no antes: me he decidido a ello animada por la extraordinaria acogida que tuvo el post sobre Big Dig House, una casa que comparte con esta grandes espacios interiores, el aspecto industrial de sus techos y la estructura tipo loft. Muchos de vosotros comentabais que echabais de menos algo de color en sus paredes y entonces fue cuando esta fabulosa casa volvió a mi memoria.
Para todos los lectores de Decoesfera, y en especial para aquellos que soñasteis con llenar las paredes de Big Dig House de color, va dedicado este post.
Este hogar pertenece a Splatgirl, una mujer creativa que pone mucho de sí en cada proyecto que realiza. En esta casa ella ha dejado su impronta en todos y cada uno de los rincones, algo que es evidente en cada fotografía. La casa se abre en un gran espacio de techos inmensos y a pesar de eso resulta cálida y acogedora, gracias al color que inunda las paredes.
Las obras fueron largas y los dueños de la casa tomaron parte activa no solo en las decisiones y el diseño sino que también fabricaron sus propios muebles y se subieron al andamio, como podemos ver en las imágenes.
El edificio presenta una original fachada en la que las pequeñas ventanas y la puerta en color verde pistacho aportan dinamismo y alegría.
La casa está dividida en dos plantas: una gran planta baja en la que conviven el salón y cocina con un taller de reparación de motos, y la planta alta, más privada en la que dormitorios, sala de televisión y una zona de lectura encuentran su sitio.
La entrada a la casa ya nos anuncia una estancia muy agradable, el recibidor nos envuelve en una cálida combinación de azul y rojo que hacen olvidar la frialdad del suelo de cemento pulido. Los ventanucos que se abren en la fachada iluminan sin perder la intimidad del interior. Unas palmeras que nacen de un gran macetero blanco dan la bienvenida preparando el ambiente.
Unos pasos más y nos encontramos con un decorado casi teatral, en el que se han colocado una serie se objetos antiguos ante unas viejas ventanas suspendidas. El triciclo es la pieza principal y Splatgirl pasó mucho tiempo buscándolo por las tiendas de viejo; finalmente cuando ya estaba a punto de desistir, lo encontró abandonado en la calle al volver de un recado. Ningún otro hubiera quedado mejor.
Algo nos dice que el resto nos va a fascinar…
Tras la entrada pasamos a un luminoso distribuidor, donde todo se ha dispuesto de manera práctica, con colgadores en las paredes y procurando buen almacenaje con unas taquillas metálicas en color rojo, que contrastan con alegría con el naranja de las paredes.
En un leve giro nos encontramos en el salón, dispuesto entre dos paredes de color: azul que relaja y verde pistacho que aporta energía. La zona de reunión se ha colocado en diagonal, partiendo de una esquina llena de luz y tomando como cálido marco una alfombra de lana que combina y aúna los colores de las paredes y muebles.
El sofá y las butacas blancas de lineas cuadradas se encuentran enfrentados y flanqueados por una tumbona y dos sillas en color negro. El equilibrio de colores es perfecto.
El rincón recibe gran cantidad de luz natural, por la noche cuando esta se apaga, una original lámpara flexo gigante proyecta su luz sobre el salón.
La planta baja integra el negocio familiar, un taller de reparación de motos, lo que aportó una gran calidad de vida a los propietarios una vez efectuada la mudanza a este gran edificio. Poder trabajar y vivir en un mismo espacio les ahorró grandes desplazamientos diarios, encontrando más tiempo para disfrutar de la vida.
Como podemos observar en la imagen, desde la zona de trabajo la vista alcanza el salón, separado de este por unas sencillas puertas de cristal. Trabajar en este entorno debe de ser una delicia.
Ha llegado el momento de despedirnos, pero es solo un hasta luego. Esta casa tiene mucho que enseñarnos aún, como la cocina y comedor en los que cocinar y recibir es un arte, o el alegre estudio en el que la propietaria crea sin parar.
Os emplazo para una nueva visita, no sin antes agradecer desde aquí a Splatgirl su delicada atención y amabilidad.
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