Joana Costa
EditorQuienes disfrutan de las tradiciones navideñas también suelen buscar que sus plantas acompañen el ambiente festivo. Entre ellas, el cactus de Navidad (Schlumbergera), menos conocido que la flor de Pascua, pero igual de simbólico en algunas casas, se ha convertido en una especie que despierta tanto admiración como dudas.
Su floración rosa, que aparece en pleno invierno, es uno de los espectáculos botánicos más efímeros y a la vez más apreciados. Conseguir que ocurra en el momento exacto, sin embargo, no siempre resulta sencillo.
Follaje atractivo todo el año
Este cactus mantiene un follaje atractivo durante todo el año, pero su verdadero atractivo reside en las flores que despliega cuando llega el frío. A diferencia de otras plantas navideñas, no responde tanto al riego o a los fertilizantes como a las condiciones ambientales. Requiere climas secos, sustratos arenosos y una gestión precisa de luz y temperatura. Nada imposible, pero sí lo bastante específico como para que muchos hogares lo pierdan por el camino.
El secreto de la floración, paso a paso
La clave, según los expertos, está en preparar al cactus con suficiente antelación. La planta necesita simular el cambio estacional que experimentaría en su hábitat natural para activar la floración. Y ese proceso no comienza en diciembre, sino en otoño.
Una de las voces más autorizadas en este terreno es Kathy Jentz, presentadora del podcast GardenDC, de Washington DC, y coautora de The Urban Garden y editora de la Washington Gardener Magazine Según explica, un cactus de Navidad requiere un período de frío para simular los cambios de estación en su entorno natural.
Cactus de Navidad en maceta
La temperatura juega un papel muy importante. Por ello, se puede forzar la floración colocándolos en una habitación fresca, con entre 12 y 15 grados, durante 13 horas de oscuridad. Y este método, prolongarlo durante unas cuatro semanas en otoño. Jentz insiste en que este reposo inducido es decisivo: sin él, la planta carece de la energía necesaria para producir brotes.
Luz constante, el otro pilar
Una vez llega el invierno, el escenario cambia: la luz pasa a ser el factor crítico. El cactus de Navidad necesita luminosidad estable, pero nunca sol directo intenso, para que los brotes que se iniciaron en otoño evolucionen correctamente.
Se recomienda situarlo en una ventana orientada al oeste o, al menos, en un lugar donde la luz natural sea constante a lo largo del día. La falta de luz es uno de los motivos más habituales por los que la planta no llega a florecer.
Paciencia, regularidad y un ciclo breve
Si se cumplen estas condiciones, la recompensa aparece: una floración precisa, delicada y perfectamente sincronizada con las semanas navideñas. Lo que muchos desconocen es que el cactus, tras esta primera tanda de flores, entra en un breve periodo de descanso y puede prepararse nuevamente para una segunda floración, siempre que no se alteren sus necesidades básicas.
Flor del cactus de Navidad
Este ciclo, tan corto como caprichoso, explica por qué tantos entusiastas de las plantas consideran al cactus de Navidad una pequeña joya botánica: no pide excesos, pero exige constancia. Y cuando se le da lo que necesita, responde con una floración que parece hecha a medida de la temporada.
Un clásico que llega a tiempo
Para quienes aún no han conseguido que su cactus florezca a tiempo en años anteriores, la buena noticia es que todavía están a tiempo de prepararlo si siguen estas pautas. La planta no es delicada, pero sí meticulosa; y entender ese matiz es la diferencia entre un tallo desnudo y un estallido rosado en pleno diciembre.
El mensaje de Jentz es claro: la floración no es cuestión de suerte, sino de recrear un ambiente adecuado. Una vez logrado, el cactus de Navidad deja de ser un misterio y pasa a convertirse en una tradición más dentro de la decoración invernal.
Foto | Pexels
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