Digamos que, simplemente, con que hubiesen comprado algún complemento o accesorio para solucionar el problema de almacenaje y hubiesen ordenado un poco el espacio, este cuarto de baño ya habría salido ganando pero un cambio más profundo le ha sentado aún mejor.
En la planificación del espacio hay un fallo evidente y es que el lavabo está colocado bajo la ventana, lo que impide ubicar sobre él el típico espejo que se ha puesto al fondo, sin sentido entre el inodoro y la bañera... Todo un despropósito de distribución y estilo.

Cuando algo es tan catastrófico se hace mucho más sencillo acertar en la transformación, pero hay que reconocer que en este caso la han hecho con muy buen gusto. El lavabo se ha movido a la pared de enfrente, donde antes estaba la bañera y el inodoro se ha semiocultado tras un pequeño murete para darle más privacidad.
La obra ha sido importante no solo por la eliminación de la bañera, también por el cambio en pavimentos y revestimientos, aunque para esto siempre podemos buscar soluciones alternativas como vinilos o pintura especial, si queremos simplificar la obra y abaratar costes.
Se añade también que el espejo del lavabo justo enfrente de la ventana multiplica la luz natural que entra a través de ella y hace que el espacio se vea mucho más claro y luminoso, convirtiéndose no solo en un lugar de aseo sino también en un espacio para el relax.
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