A finales del mes de octubre os mostraba, dentro de este apartado de casas poco convencionales, una iglesia australiana reconvertida en varios apartamentos. Entonces no salía de mi asombro, ya que nunca imaginé que un templo se pudiera utilizar como vivienda, pero creo que voy a tener que ir acostumbrándome, ya que parece que esta es una práctica habitual en algunos países.
Hoy viajamos a Londres para realizar una visita a un templo transformado en un elegante loft. En esta ocasión la estructura interior de la iglesia no se ha modificado, beneficiándose la casa de esta manera de su singular arquitectura.
Salón y cocina comparten un único y amplio espacio. El ábside se muestra majestuoso en uno de los extremos, mientras que en el lado opuesto, el techo se encuentra en un plano más bajo, ya que se ha creado un segundo piso en el que se encuentra el dormitorio, privado y aislado del resto de la casa.


El salón está delimitado por dos sofás dispuestos en esquina en torno a la chimenea, que se hace pequeña bajo un enorme espejo ovalado. La carencia de alfombras deja a la vista el suelo de tarima, dando un aire fresco al espacio.
La mesa de centro ha sido sustituida por una banqueta tapizada en la que descansar las piernas. La luz es protagonista de excepción, entrando sin freno por los amplios ventanales de carpintería de madera, instalados en los enormes arcos ojivales que dan paso a la terraza.

Junto a estos, una serie de elementos llaman la atención por la forma en la que se exponen. Veamos: sobre las dos columnas que soportan los arcos, se han colocado de una manera aparentemente casual, dos espejos de considerable tamaño, que reflejan la luz y aportan una aire vintage a la decoración.
Este aire bohemio se ve reforzado por el coche de bebé antiguo que encontramos en uno de los extremos. Bajo el arco central, dos butacas capitoné rodean dos grandes tibores en color crudo. Un suntuoso piano de cola negro se sitúa en la zona cercana a la cocina, convirtiéndose en centro de atención por si solo.
En el lado opuesto, resguardados por unas pequeñas ventanas y acogidos por el techo abuhardillado, varios radiadores se encargan de calentar este enorme espacio, mientras alrededor cómodas, cuadros, butacas y demás muebles llenan esta galería de contenido.

Solo con girar la vista hemos llegado a la cocina, separada del salón por una soberbia mesa de comedor y una barra panelada en madera, conjuntada a la perfección con la barandilla del coro, que preside los fogones.
La zona de trabajo carece de armarios en alto, permitiéndose solo un ligero estante decorado con dos espejos, un elemento recurrente en esta original casa. El suelo de esta zona resulta realmente curioso, diferenciándose claramente de la zona de estar, en un tono más claro y presentando bandas en distintos colores que dan la impresión de ser tablones reciclados, una idea que me parece genial.

Sobre la cocina, bajo la bella estructura del ábside se encuentra el despacho, que ocupa el espacio en el que antaño se ubicaba el coro. El conjunto resulta ecléctico, una sabia mezcla en la que destacan el sillón Barcelona de Mies van der Rohe y la Eames Lounge Chair. Pero toda la atención se centra en el espejo plateado que domina esta estancia desde el centro.


Sobre el salón, en un segundo piso encontramos el dormitorio, recoleto e íntimo en contraste con el resto de la casa. La austeridad es la nota dominante, disponiendo únicamente de los elementos imprescindibles. La tarima reciclada nuevamente aporta alegría y originalidad a la habitación.

En el exterior el encanto se hace presente en la terraza. Las vigas dan a entender que esta se ha arañado al interior, vaciando la nave lateral. Dos tumbonas de forja y un conjunto de columnas expuesto en el centro, dan un decadente aire romántico a este pequeño mirador.
Escaleras de madera, espejos y ventanas antiguas, se apoyan de manera aparentemente descuidada sobre las paredes. La vegetación está sabiamente dosificada a lo largo del espacio.
Hasta aquí ha llegado el ya menos perplejo relato de una iglesia habitable y despojada de su original destino. Mientras termino esta narración me pregunto cual será la próxima casa que compartiremos desde estas páginas…
Imágenes vía | Light Locations
En Decoesfera | Casas poco convencionales
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7 comentarios
Morthylla
Esto es increíble. Una vez leí una historia, un manga ("cómic japonés") en que un vampiro entraba a una iglesia reconvertida en restaurante. Y me reí muchísimo del escenario, pensando "estas son esas cosas que solo se les ocurren a los japoneses". Paf, y miro aquí estas fotos.
Maritrueca
Se sentirá esta persona que vive aquí con más fe o más protegida? Al fin y al cabo, seamos agnósticos, creyentes ateos o alienígenas, como sociedad hemos sido capaces de imaginar casas sagradas que albergan a todo el mundo en cuerpo y alma. ¿Qué vibraciones sentirá esta persona en una casa así?
Yo me quedo con mi vagón de tren 0:-)
Morfina
No veo de qué os asombráis. Es mi sueño desde hace mil años, comprarme una parroquia y convertirla en loft... Pero aquí no dejan, no? :(
alsomo
ola se k yego cn años de retraso pero esta vivienda me vendria muy bien como ejemplo para un trabajo.si sabeis quien lo ha llevado acabo, y me lo dijerais seria de agadrecer. bss
fiona
Hola Maritrueca, yo también me hago preguntas similares, pero creo que al final terminarán por olvidar el origen sacro de la vivienda. A mi me huele a incienso, no lo puedo evitar.
Un saludo
fiona
Ya ves Morthylla, vivir para ver... parece que es más común de lo que pensamos, es más, es posible que veamos una tercera iglesia/hogar en Decoesfera dentro de un tiempo.
Un saludo y gracias por tu opinión
fiona
Morfina, creo que no dejan, no, pero es cuestión de empeñarse. Quien sabe si algún día conseguirás ser la "párroca" de tu casa.
Un saludo y gracias por opinar