Crecer y madurar es intrínseco del ser humano, con el paso de los años vamos evolucionando, aprendiendo, adquiriendo responsabilidades y no es que eso sea malo, pero sí que muchas veces nos hace perder la frescura y la inocencia de cuando éramos niños. Por eso la colaboración de ellos puede ser interesante en los procesos de creación, al menos así lo ha pensado el diseñador industrial holandés Lucas Maassen que paga a sus hijos para que le ayuden en el diseño de sus muebles.
El crea muebles de líneas rectas, impecables, contemporáneos… ideados con la mente de un adulto bien formado y después deja a sus hijos que ‘estropeen’ esa seriedad, aportando color y añadiendo sus ideas. Por supuesto los niños trabajan en riguroso cumplimiento de la ley solo tres horas a la semana con los descansos y el sueldo que les debe corresponder y probablemente incluso se divierten mientras lo hacen, quizás os guste el vídeo en el que se les ve trabajando.
A mi me parece que está bien, es una labor creativa y solo son algunas pocas horas, si los niños disfrutan con la tarea seguro que a los muebles les dan un toque muy especial, no sé si alguna vez os ha pasado que estáis haciendo algo y hay niños cerca y aún sin preguntarles os dan alguna idea que os sirve de gran ayuda y que a vosotros jamás se os habría ocurrido, a no ser que retrocedieseis algunas decenas de años en el tiempo, a mi sí, los niños nunca dejan de sorprenderme y lo que tienen que aportar siempre me parece que debemos tenerlo en cuenta.
Vía | Curbly
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