Todos podemos molestar a los vecinos en alguna ocasión. Quien más quien menos, a veces organizamos alguna cena con familiares o amigos que termina desmadrándose a horas en las que no debería escucharse ni una mosca. Pero una cosa es que un día podamos molestar de forma ocasional, y otra, que molestemos al resto de vecinos de forma continuada y sin miramiento alguno.
Y todos sabemos que hay vecinos fiesteros a los que les encanta montar fiestas y botellones en casa, molestando al resto de vecinos e impidiendo su descanso a causa de la música, los ruidos y la continua entrada y salida de invitados. Este problema además es muy común a los pisos turísticos, bien por personas que están de visita en la ciudad y se alojan allí, bien por habitantes de la propia ciudad que alquilan un piso turístico para organizar una fiesta o un botellón con los amigos.
Qué hacer si mis vecinos montan fiestas de forma habitual
En caso de que las fiestas, los ruidos y la música a todo volumen y el entrar y salir de gente sean una constante, sin duda lo primero es tratar de resolver la situación de manera amigable, intentando hacerles ver que las fiestas impiden vuestro descanso.
Si has intentando hablar con los vecinos fiesteros y el resultado es nulo, lo primero que hay que hacer es comunicar la situación al presidente de la comunidad y a la gestoría que lleva los asuntos de la comunidad para que quede constancia de la situación. Según la ley de propiedad horizontal, la comunidad puede tomar medidas para intentar poner fin a esos hechos que perturban la convivencia entre los vecinos mediante un acuerdo comunitario de demanda.
Pero mientras la comunidad toma la decisión, y si la situación es insostenible, puedes adelantar y tomar la iniciativa llamando a la policía, para que verifique la existencia del ruido, mida los decibelios que se están emitiendo, y actúe en consecuencia (por lo general, el límite de ruido está en los 35 decibelios). Si el ruido supera los niveles marcados por la ordenanza municipal, podrán abrir expediente. Normalmente, la presencia de la policía es motivo suficiente para que tus vecinos paren la fiesta.
En los casos más graves, y si los vecinos no atienden a los requerimientos de la comunidad, lo mejor es ponerse en manos de un abogado y requerir judicialmente el cese de las molestias. En estos casos, además de aportar pruebas sobre los problemas generados, testimonios de otros vecinos e informes médicos si tienes daños psicológicos como ansiedad o depresión, o si has sufrido años físicos en alguna ocasión al ir a pedirles que barajan la música o que suspendieran la fiesta.
Las sanciones leves pueden llegar a los 600 euros; las graves podrían conllevar una multa que podrá estar entre los 601 y los 12.000 euros.
Fotografías | DC Studio en Freepik, Mart Production para Pexels,
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