Hace algunos años la instalación de una puerta corredera en casa era bastante engorrosa, pero hoy en día se ha convertido en una solución maravillosa y casi sin obras, para las viviendas de pequeña superficie. El cambio de una puerta convencional por una corredera nos puede permitir ganar algo más de un metro cuadrado en superficie, que en las habitaciones más pequeñas puede ser fundamental.
A la hora de elegir puertas correderas para el hogar tenemos la opción de empotradas o a la vista, yo personalmente lo tengo claro: a la vista no hacen falta obras y aunque se pierde pared a cambio podemos elegir un modelo de puerta que decore y se integre en el estilo de la estancia, pero, de todos modos, hoy vamos a explorar todas las posibles opciones.
Puertas correderas empotradas
Las puertas correderas empotradas tienen la ventaja de quedar ocultas al abrirlas y por lo tanto de no condenar pared, pero tienen el inconveniente de requerir, para su instalación, una obra bastante complicada. Hay que tener en cuenta que para ellas necesitamos una doble pared con hueco en el medio.
Dependiendo del espacio disponible y de las dimensiones de la puerta podemos optar por un modelo de doble hoja o de una hoja sola pero eso son detalles técnicos que se decidirán en el momento en función de las circunstancias de cada situación. La clave está en decidir si queremos obra o no y/o si podemos permitirnos el lujo de condenar la pared para instalar con más facilidad la puerta por fuera.
Puertas correderas a la vista
En contraposición a los modelos empotrados las puertas correderas a la vista son mucho más fáciles de instalar porque prácticamente no necesitan obra y tienen la desventaja de condenar un lado de la pared en la que se instalan, ya que se deslizan sobre ella para abrirlas. Claro que si podemos permitirnos "perder" esa pared desde el punto de vista funcional, no será ningún problema, porque la parte decorativa podemos compensarla eligiendo un buen diseño.
Si yo quisiese instalar una puerta corredera probablemente optaría por un modelo de este tipo. El no tener que hacer obra pesa mucho y compensa, en mi opinión, la pérdida de una parte de la pared. En cualquier tienda de interiorismo y decoración hoy en día podemos conseguir guías para puertas correderas y el kit completo de instalación de las mismas si van a ir a la vista.
¿Cuál es la mejor opción?
Nunca hay una única respuesta posible a la pregunta de qué opción es mejor. Si una opción fuese más ventajosa objetivamente en su conjunto, la otra opción quedaría descartada de forma automática y ya no habría que elegir. Como en todo, el que una puerta sea mejor que otra dependerá de las características de la vivienda y de las estancias en las que la puerta se vaya a colocar, del espacio disponible, del mobiliario previo, del estilo y del interés y el gusto personal del dueño de la casa.
Si la obra nos da igual porque estamos metidos en un proceso de reforma, tal vez nos decantemos por la corredera empotrada, que es más profesional. Pero si lo que queremos es separar dos espacios que estaban antes unidos o cambiar una puerta para ganar superficie entonces la corredera a la vista puede ser más que suficiente.
Efecto decorativo: valor añadido
Teniendo en cuenta lo anterior es razonable pensar que la mayoría nos decidiremos por puertas correderas a la vista y en ese sentido es importante destacar que el hecho de que se vean, tanto cerradas como abiertas, no ha de ser siempre una desventaja sino que, si elegimos bien, pueden aportar valor añadido gracias a su efecto decorativo.
Así que si tenemos claro que nuestra opción es la de puerta corredera a la vista, la clave está en elegir bien los materiales y el diseño. Madera y vidrio solos o combinados suelen ser la mejor opción y el color dependerá del estilo de la vivienda y de las tonalidades de los espacios previamente decorados. Pero es fundamental elegir una puerta bonita y que encaje bien en el conjunto para que con ella, además de separar espacios, mejoremos el ambiente.
Fotos | Pixabay, Amazon, eBay, Leroy Merlin e IKEA
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