Con el nombre de Espacios Privados, Caixa Forum de Madrid recoge hasta el 24 de junio una exposición dedicada a Adolf Loos (1870-1933), unos de los arquitectos y decoradores austriacos más influyentes del s.XIX.
Adolf Loos fue un experto interiorista y un hombre cosmopolita de reconocido buen gusto, al que se le considera percusor del movimiento moderno en Europa.
Tuvo una larga carrera en la que diseñó edificios públicos y privados y numerosas viviendas. En estas últimas, Loos distinguía entre la parte pública y la privada y concedía una vital importancia a los espacios interiores donde se desarrollaba la vida privada. La vivienda para Loos constituía la esfera íntima, el refugio del individuo frente a la vida social. Valores como la intimidad, privacidad o la confortabilidad son esenciales en el diseño de los espacios y del mobiliario doméstico de Loos.
Es precisamente en esta esfera de interiorista o decorador en la que se centra esta exposición, que recoge un amplio repertorio de objetos y mobiliario doméstico diseñado por Loos e indaga en el pensamiento estético del arquitecto y pensador, pionero en el debate entre espacios de vida pública y de vida privada.
Pero si hay algo que distinguió a Loos y lo convirtió en un diseñador controvertido para los tiempos que le tocó vivir, fue su batalla en contra del exceso de ornamentación que consideraba una pérdida de dinero y de tiempo. Hay que darse cuenta del contexto histórico en el que vivió Loos a finales del ostentoso Imperio Austriaco.
En 1908 publicó el texto "Ornamento y delito", todo un alegato en contra del ornamento. En el texto propugnaba la absoluta abolición de la ornamentación superflua, que consideraba un despilfarro, algo decadente, ya que para él lo moderno era eliminar la ornamentación en los objetos cotidianos.
Incluso abogaba por la falta de ornamentación en las fachadas, aspiraba a tener ciudades de fachadas blancas y limpias porque según él, lo realmente importante estaba en el interior.
Una de sus obras más conocidas es el edificio en la Michaelerplatz de Viena destinado a un uso mixto. Las tres primeras plantas estaban destinadas al comercio de unos almacenes textiles y las cuatro plantas superiores se destinaban a viviendas.
Loos, revistió las plantas de uso comercial de mármol oscuro, como si se tratara de un gran zócalo o basamento para el resto del edificio en el que se situaban las viviendas. Esta parte destaca por su falta de decoración y su color blanco. No se destaca ningún elemento en la fachada, ni siquiera hay diferencias en los tamaños en las ventanas. De hecho, Loos fue obligado por el Ayuntamiento a colocar las macetas que no estaban recogidas en el proyecto inicial.
Aunque en el momentos se consideró un horror, hoy se considera uno de los primeros edificios del movimiento moderno en Europa.
En los interiores, Adolf Loos suplía la falta de ornamentación con el uso de buenos materiales como los mármoles o la madera que frecuentemente revestían sus espacios. Loos daba una función a cada espacio y para ello se servía de los materiales y de la planta espacial usando distintas alturas en suelo y techo que definía los espacios.
Si te gustan la decoración y la historia no dejes de visitar la exposición del polifacético Adolf Loos, cuyo extenso legado es clave para entender la historia del interiorismo contemporáneo
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