Por suerte, no todas las plantas que nos rodean son pura exigencia. El romero es una de esas especies agradecidas que suelen sobrevivir a casi todo, pero que solo dan lo mejor de sí cuando se les presta un mínimo de atención. Presente en cocinas de medio mundo, esta aromática necesita algo más que sol y riegos moderados para mantenerse vigorosa durante todo el año.
Como ocurre con otras plantas comestibles, el romero requiere un equilibrio entre luz solar directa, un sustrato bien drenado y riegos contenidos. El exceso de agua es uno de sus grandes enemigos, especialmente en invierno, cuando la humedad se acumula con más facilidad en la tierra.
Atención a la poda
Entre esos cuidados básicos hay uno que marca la diferencia: la poda. No se trata de una tarea estética ni opcional, sino de una forma eficaz de estimular el crecimiento, reforzar la estructura de la planta y asegurar una producción constante de hojas aromáticas.
Podar el romero permite redistribuir su energía y favorecer la aparición de nuevos brotes. Al eliminar ramas envejecidas o poco productivas, la planta responde creciendo con más fuerza y de forma más compacta.
Identificar tallos jóvenes
El proceso es más sencillo de lo que parece y no requiere herramientas especiales ni experiencia previa. El primer paso consiste en identificar los tallos jóvenes, aquellos que aún conservan un tono verde y flexible, y que son los más adecuados para el corte.
Macetas de romero
A continuación, conviene calcular entre tres y cuatro centímetros por debajo del punto donde el tallo empieza a endurecerse. Ese es el lugar ideal para realizar la poda. El corte debe ser limpio y preciso, evitando desgarrar la rama.
El tercer paso es clave: nunca se debe podar más de un tercio de la planta en una sola sesión. Un exceso de poda puede debilitar el romero y frenar su desarrollo, justo lo contrario de lo que se busca.
Una planta de romero llena de tallos jóvenes
No a los días de lluvia
En cuanto al momento adecuado, enero puede ser una buena opción siempre que el tiempo acompañe. La recomendación mayoritaria es elegir días soleados y secos, ya que la humedad favorece la aparición de hongos y enfermedades en las heridas del corte.
Ahora es el turno de darle mimos a tu planta de romero. Una poda moderada, en un día sin lluvias y bien ejecutada, es suficiente para que esta aromática siga dando sabor a guisos, asados y aceites durante muchos meses.
Foto | Pexels
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