Seis árboles frutales que jamás deberías plantar en el jardín porque son fuente de problemas (y qué hacer si los tienes ya plantados)

Algunas especies son sinónimo de belleza, sombra y frutos, pero también de raíces agresivas, plagas y de un mantenimiento complicado

Árboles frutales en maceta
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Joana Costa

Editor

Plantar un frutal en el jardín suele sonar a plan idílico: sombra en verano, flores en primavera y cosechas caseras que parecen sacadas de un calendario rural. Sin embargo, no todos los frutales encajan bien en espacios domésticos. Algunos crecen demasiado, otros invaden el terreno sin pedir permiso y varios requieren un nivel de mantenimiento que puede convertir el jardín en una tarea infinita en lugar de un refugio agradable.

La realidad es que los jardines particulares, sobre todo en entornos urbanos, tienen limitaciones que no siempre se tienen en cuenta. Pavimentos cercanos, tuberías, medianeras, falta de metros o suelos pobres pueden transformar un frutal aparentemente inocente en una fuente constante de problemas. 

Seleccionarlos con cabeza

A veces, el entusiasmo por tener nuestro propio árbol de frutos impide ver que ciertas especies no están hechas para convivir con espacios reducidos. Por eso, cada vez más agricultores y arboristas recomiendan seleccionar los frutales con cabeza y, en algunos casos, evitarlos directamente.

Estas seis especies diferentes a las habituales pueden complicar de verdad la vida en un jardín doméstico. Y, para quienes ya las tengan plantadas, se pueden aplicar algunos consejos prácticos para mantenerlas bajo control sin renunciar a disfrutar del espacio verde.

1. Higuera común

La higuera ofrece sombra y frutos deliciosos, pero sus raíces son de las más agresivas del entorno mediterráneo. Las raíces tienden a levantar pavimentos, invadir tuberías y desestabilizar muros en busca de agua. Además, su crecimiento tiende a ser desordenado y sucio: las hojas grandes manchan mucho cuando caen, y los frutos sobrantes atraen avispas e insectos en verano. 

En el caso de optar por este árbol, mantén la higuera podada de forma controlada, limita su crecimiento y revisa anualmente el estado del suelo. Lo ideal es plantarla lejos de construcciones o colocar barreras anti-raíces si ya está establecida.

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2. Níspero japonés (Eriobotrya japonica)

Sus frutos son apreciados, pero es un árbol que atrae moscas, avispas y pájaros por su aroma dulce. Además, produce mucha hoja seca difícil de gestionar en jardines pequeños.

Un buen consejo de cuidado para quienes ya lo tienen es recoger la fruta madura con frecuencia para evitar insectos, mantener una poda de aireación y retirar las hojas caídas para prevenir hongos y bacterias.

Níspero japonés Níspero japonés

3. Membrillero (Cydonia oblonga)

Es resistente y bonito en floración, pero sufre numerosas enfermedades: moteado, tizón, roya y ataques de pulgón. Para un jardín de bajo mantenimiento puede convertirse en un quebradero de cabeza.

Mantener una buena ventilación entre ramas, aplicar tratamientos preventivos en primavera y evitar el encharcamiento son medidas que ayudan a controlar los problemas si ya se ha plantado.

Cydonia oblonga Cydonia oblonga

4. Guayabo (Psidium guajava)

Este frutal tropical se ha puesto de moda, pero en climas templados sufre muchísimo: hojas amarillean, frutos caen sin madurar y es muy sensible al frío y al viento.

Ubícalo en un microclima protegido, contra un muro soleado y con riego moderado. En invierno se recomienda cubrirlo con manta térmica y usar acolchado espeso para proteger las raíces.

Guayabo Guayabo

5. Albaricoquero (Prunus armeniaca)

Produce una floración espectacular, pero es extremadamente sensible a heladas tardías y a plagas como la gomosis. Su vida útil es más corta que la de otros frutales.

Evita plantarlo en zonas con heladas y cuida mucho la poda, eliminando ramas débiles. Si ya lo tienes, usa pintura cicatrizante en cortes y controla la humedad en su base.

Albaricoquero Albaricoquero

6. Nogal (Juglans regia)

Aunque ofrece sombra magnífica, libera una sustancia llamada juglona, que inhibe el crecimiento de plantas cercanas. Crece mucho y ensombrece más de lo deseado.

En caso de tenerlo ya, mantén despejada la zona alrededor del tronco, ya que pocas especies toleran su presencia. Riega con moderación y evita jardines pequeños: requiere espacio, luz y mínima competencia vegetal.

Nogal Nogal

Los frutales pueden ser un tesoro, pero también o un pequeño desafío. Antes de plantar, conviene pensar en el espacio, el clima y el mantenimiento disponible. Y si alguno ya está en tu parcela, con los cuidados adecuados todavía puede convivir con tu jardín sin convertirse en una fuente constante de problemas.

Foto | Pexels / Unsplash

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