Pocas cosas hay más placenteras que estar en un jardín, acercarse a un rosal, y oler su fragancia fuerte e intensa. Pero para poder disfrutar del aroma y de la explosión de color y belleza que supone la floración del rosal, es necesario darle los cuidados que esta planta necesita. Y entre esos cuidados, hay uno que destaca para que crezca saludable y tenga una floración espectacular: la poda.
De realizar una poda correcta dependerá que al año siguiente puedas disfrutar de rosas en abundancia, tanto en número, como en tamaño. Antes de hablar sobre cuándo y cómo hay que podar los rosales, es importante advertir que si nuestro rosal es joven, hay que dejarle crecer libremente para no comprometer su desarrollo al menos durante el primer año de vida.
Cuándo podar los rosales
Aunque la mayor parte de la gente poda los rosales al final del invierno, lo cierto es que es conveniente podar esta planta dos veces al año. La primera, es ahora, al final de verano. Entre septiembre y octubre es conveniente realizar una poda de limpieza y clareo para preparar el rosal de cara a la llegada del invierno.
En esta poda hay que sanear las ramas que florecieron, eliminando las flores secas y parte de la rama, cortando más o menos a la mitad del tallo, y sobre un brote nuevo. Pero cuidado, porque esto solo se puede hacer si el rosal es de floración anual; si el rosal florece en otoño, hay que dejar esta acción para el final del invierno.
La otra poda es conocida como poda de febrero, aunque realmente, se suele realizar entre marzo ¿El motivo? Hay que realizarla siempre cuando no haya riesgo de heladas. Y aunque febrero suele marcar el final del invierno, lo cierto es que en muchas zonas en febrero aún hay riesgo de que las temperaturas se desplomen. Si hacemos la poda antes de tiempo se pueden helar los brotes de flor, o provocar la aparición de hongos en las heridas abiertas por los cortes.
Esta poda de arranque de la primavera tiene como objetivo eliminar las ramas de madera muerta, eliminar los chupones y dejar las ramas que crezcan sanas y que se dirijan hacia el exterior del tronco. Además, para estimular la floración, hay que cortar en horizontal las ramas superiores.
Cómo podar los rosales
Una vez que hemos visto cuándo podar los rosales, es el momento de ver cómo hay que hacerlo. Para empezar, tal y como comentamos siempre a la hora de hablar de podas, es necesario esterilizar las herramientas para que las heridas de los cortes no se infecten.
Los cortes deben ser diagonales sobre las yemas, y ligeramente oblicuos. Y siempre a menos de cinco centímetros de la yema. Si necesitas podar una rama entera, hay que cortarla en la unión donde se junta con el tallo principal. Las ramas jóvenes y con yemas hay que dejarlas intactas.
Respecto a la intensidad de la poda, todo dependerá del tipo de rosal. Mientras que hay variedades de rosales que se pueden podar de forma intensa, otras (como los rosales mini) necesitan podas más ligeras. En este último caso, si te pasas con la poda, puede afectar tanto al crecimiento como la floración de la planta.
Fotografías | RDNE Stock project para Pexels, Valeria Bold en Unsplash
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