La dipladenia es una de las plantas trepadoras de moda gracias a la espectacular floración que nos regala en verano. Necesita poca agua y crece rápidamente. Pero como contrapunto a la belleza que nos ofrece en los meses estivales, esta especie no soporta el frío, por lo que hay que tomar las medidas adecuadas para salvarla y conseguir que a la primavera siguiente sus flores con forma de trompeta vuelvan a salir con fuerza.
De hecho, en las zonas más frías esta planta se suele cultivar como planta anual, ya que no soporta las bajas temperaturas. Y entre los cuidados que hay que proporcionar a la dipladenia, también conocida como jazmín brasileño, para que sobreviva al invierno, está la poda.
Poda antes, y después del invierno
Antes de comenzar con la poda, hay que advertir que es importante ponerse guantes, ya que esta planta produce un líquido blanco que puede ser tóxico. Una vez dicho esto, al comienzo del otoño, una vez que la planta nos ha ofrecido sus flores, podemos podarla ligeramente para potenciar la floración del año siguiente. También deberemos podarla sin la planta se ha vuelto demasiado voluminosa.
Al margen de la poda otoñal, el mejor momento para podar la dipladenia es el final del invierno, antes de que comience la nueva floración. En esta poda hay que pellizcar o cortar la punta de los brotes jóvenes para estimular la floración. En caso de que tu planta haya sufrido heladas considerables, puedes realizar una poda severa para que la planta coja fuerzas y pueda comenzar a crecer de nuevo.
Cómo cuidar la dipladenia en invierno
Al margen de la poda ligera del otoño, y en caso de que dejes tu planta en el exterior, necesitará un buen drenaje y una cubierta que la proteja del frío y de las heladas. Es importante que observes la planta en búsqueda de plagas, proporcionándole los cuidados necesarios.
Como es una planta originaria de Brasil, a la dipladenia le gusta la luz. Por eso, intenta colocarla en un lugar luminoso, pero sin ser expuesta al sol directo. Tampoco deberías aplicarle fertilizantes, además de espaciar bastante los riegos.
Para acabar, puedes tener la dipladenia a resguardo en el balcón, la terraza, o en un rincón contra una pared, siempre protegido con un velo de invierno.
Fotografía | Christiane en Pixabay, Hans para Pixabay
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