El otro día, al entrar a un pequeño restaurante en el casco histórico de Tarragona, me encontré de frente con este pequeño rincón retro de la tecnología. Televisiones, tocadiscos, bafles, amplificadores y otras reliquias de tiempos pasados se agolpaban sin aparente orden en torno a un sofá de estilo vintage en cuero rojo.
Pese a lo anárquico de la composición, rematada por una especie de fuente de piedra, una lámpara de pie roja y un ventilador colgado de una forma un tanto extraña en la pared, no pude resistir la tentación de sentarme en la mesa contigua.
Ya os podéis imaginar a que me dediqué el resto de la velada.
Me pasé media cena mirando detenidamente la composición y analizando cada aparato, algunas teles aún funcionaban y emitían luces de distinto color, dándole un toque tétrico muy al estilo de Poltergeist. La lámpara de pie iluminaba la esquina, creando un hito vertical que dinamiza todo el conjunto con su juego de luces y sombras.
Durante la otra media cena estuve haciendo fotos, lógico, aunque tampoco deje de preguntarme si la vaca situada sobre uno de los televisores era una crítica encubierta al mítico "toro sobre mantilla bordada con sevillana a juego" que en su día pobló los salones de mucho hogares.
A pesar de ser matemáticamente imposible, pues ya no me quedaban mitades, aún tuve tiempo de degustar una rica ensalada, una torta de sobrasada y, de postre, tarta de queso con arándanos.
El resto del local también tenía su encanto, situado en los bajos de un edificio bastante antiguo; muros y arcos de piedra aparecían aquí y allá para darle un aspecto de gruta muy agradable.
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